La vía de Arraigo Social para conseguir la residencia temporal y de trabajo para ciudadanos no comunitarios hace posible que personas que buscan un futuro mejor o una protección ante diferentes situaciones de desamparo de sus países de origen encuentren una estabilidad legal y una integración plena en el país que les acoge.
Rafek Hana, egipcio de 48 años, es un claro ejemplo de ello y una muestra del trabajo que realizan las oficinas de atención al inmigrante como la de Torrevieja, PANGEA. Son centros de atención a este colectivo donde no sólo se da información y orientación de trámites legales, sino que también facilitan las vías de acceso y disponibilidad de todos los recursos que la administración y otras entidades disponen en la materia. El objetivo de PANGEA es, en definitiva, la integración del inmigrante y facilitar la convivencia e interculturalidad con la sociedad de acogida.
La historia de Rafek Hana es la historia de miles de inmigrantes que por un motivo u otro salen de la ciudad que les vio nacer y crecer, dejando atrás familia, recuerdos y su propia cultura. Hace unos diez años, este egipcio, junto a su mujer, Sherine Pollis, y sus dos hijos de 2 años y de 2 meses, decidió abandonar su país por la persecución que sufrían los copto-cristianos, corriente religiosa que él profesa. Nada más llegar a España se le denegó la protección internacional y con ayuda de asociaciones como ASILO recaló en la localidad de Sigüenza (Guadalajara) para trabajar en su Ayuntamiento. En el 2011 toda la familia se trasladó a Torrevieja siguiendo a su Iglesia y aquí empieza, según Rafek, su estabilidad y su esperanza de futuro: “nos gusta mucho esta ciudad, su clima que es como el nuestro, la accesibilidad a la vivienda es buena y la ayuda y orientación recibida de las instituciones municipales es extraordinaria y muy necesaria”. Fue entonces cuando inició los trámites de Arraigo Social consiguiendo la autorización de residencia y trabajo de larga duración y asistió, junto a su mujer, a la Escuela de Acogida, él para aprender y adquirir conocimientos de la cultura valenciana y su mujer para conseguir el Arraigo Social, ya que sin estos cursos no hubiera conseguido el informe municipal favorable.
Según Rafek “un inmigrante que quiera regularizar su situación lo primero que tiene que hacer es homologar los estudios que cursó en su país y aprender el idioma y ya después iniciar los trámites que te exige la legislación del país de acogida. Esto es tan importante como conseguir la documentación para trabajar porque te aseguras un futuro mejor”. Rafek es licenciado en Ciencias Naturales y Matemáticas con 17 años de experiencia en su país y ahora está cursando un Máster que le posibilitaría trabajar como profesor de matemáticas, su verdadera profesión y vocación.
En la actualidad, Rafek trabaja como auxiliar administrativo en el Albergue Municipal gracias al programa ENCORD y su mujer como ayudante de guía en el Submarino Delfín por un programa de Taller de Empleo. Sus hijos, que tienen ya 13 y 11 años, están muy arraigados en la vida torrevejense porque, como afirma este egipcio, es lo que más conocen: “sus primeros años y sus mejores vivencias han ocurrido aquí, sus amigos, el colegio, todo lo que conocen tiene aire de esta tierra y son nuestros hijos los que nos enseñan mucho de esta ciudad y hacen que nos integremos aún más en el devenir del día a día”. Esta familia ha encontrado en Torrevieja un lugar donde vivir dignamente y donde se respetan sus costumbres y cultura: “siento a España como mi país y doy las gracias al pueblo torrevejense y concretamente a Carmen Morate, concejala de ONGs y Residentes Internacionales, por la ayuda prestada y todo su asesoramiento y, sobre todo, me gustaría destacar la hospitalidad de las gentes de esta ciudad”.
Este testimonio nos acerca a una de las labores más importantes que lleva a cabo PANGEA, oficina de atención al inmigrante: el Arraigo Social, una vía para solicitar la residencia temporal por circunstancias excepcionales que se podrá conceder a ciudadanos extranjeros no europeos que se hallen en España. Deben reunir una serie de requisitos (todos ellos obligatorios, sin excepción) como carecer de antecedentes penales en nuestro país, haber permanecido con carácter continuado en España durante un periodo mínimo de tres años y no encontrarse dentro del plazo de compromiso de no retorno. 5 meses máximo suele durar todo este proceso para alcanzar el derecho de residencia y trabajo durante un año. Tras ese periodo, de nuevo, se tienen que iniciar otros trámites para su renovación.
El trabajo de esta oficina es elaborar el informe municipal de inserción laboral, un trámite sin el cual el inmigrante no comunitario no puede conseguir este permiso de residencia temporal que se concede en la Subdelegación del Gobierno de Alicante. Este informe es preceptivo pero no vinculante y para elaborarlo el interesado tiene que reunir una serie de documentos entre los que cabe destacar los esfuerzos realizados para su integración social. Y en este apartado entra la importancia de la Escuela de Acogida, ya que el diploma conseguido es un elemento más para demostrar los esfuerzos de integración que hace el inmigrante en la sociedad en la que vive. Son los psicólogos del Ayuntamiento como Carmen Cerezo y Antonio Ortuño quienes, con una entrevista, ponen el punto final al informe municipal y lo remiten por vía telemática al Ministerio del Interior. Hay que recordar que el Arraigo Social es una competencia de las Comunidades Autónomas y ésta la ha transferido a los municipios, pero en definitiva es un asunto estatal y es el Gobierno quien resuelve todo el proceso.