Música de cámara con dos cuartetos de Mozart

A pesar de que la música de cámara no goza de tanto interés cómo la música sinfónica, sin embargo para los músicos y verdaderos melómanos representa un grado mayor de iniciación. La comunión con la cameralística, es algo cómo ser testigo de una conversación musical apasionada de pocas personas, subordinada a una sola idea, para lograr la forma ideal de la obra. La forma final de la composición, los artistas trabajan en conjunto. El “ladrillo” que cada uno agrega a la construcción, es también una parte del soporte de toda la estructura. Por su carácter discreto, la mejor forma de presentarla, es por supuesto, en un ambiente más íntimo de una sala pequeña, repleta de gente que realmente ama este género de la música. Después del primer exitoso concierto da camera, llegó el turno para presentar el siguiente, con cuatro protagonistas de la Orquesta Sinfónica de Torrevieja; Luis Miguel Lorenzo –oboe–, Stanislau Tkach –1 violín–, Luis Sánchez Sánchez –2 violín–, Leticia Camara Morino –viola– y Adolfo Arronis Ruiz –cello–. Para esta ocasión los músicos han presentado dos Cuartetos de W. A. Mozart. A pesar de que cada uno de los instrumentalistas representa otro estilo de tocar, otro carácter y temperamento, el rendimiento resultó bastante coherente e interesante. Quizás el Cuarteto en Fa mayor K 370, gracias a la parte dominante del oboe, se puede considerar como una actuación digna del mejor disfrute. En la obra, el oboe conserva ciertas prerrogativas del solista, aunque el estilo concertante está subordinado exclusivamente a la expresividad. L. M. Lorenzo había impresionado con la hermosa calidad de sonido, una técnica selectiva y expresiva, mientras que el trío de cuerda (S. Tkach, L. Cámara y A. Arronis) valientemente siguió al oboísta, tratando de enfatizar y exitosamente logrando su importancia en la obra. En total, ha sido una interpretación muy agradable en percepción para los numerosos melómanos reunidos en la sala de cámara del Auditorio.
El Cuarteto de cuerdas No 15, K 421, ya por la tonalidad en Re menor, nos aporta un mensaje conmovedor y directo de W. A. Mozart. Atmósfera en la que predominan los tintes sombríos, puede ser calificada de elegíaca, e incluso trágica. Los músicos (S. Tkach, L. Sánchez, L. Cámara, A. Arronis ) hicieron lo que pudieron para complacerse a sí mismos y al público presente, logrando –por cierto– satisfacer con la interpretación calurosa y emocional. Con un espíritu mozartiano, cómo también con la energía interna del conjunto, los protagonistas han presentado aquellos elementos, que tal vez no aparecen en la partitura en forma directa, pero que corresponden a la comprensión de las intenciones del compositor y pueden ser interpretadas en una versión propia del conjunto. Para un oyente relativamente exigente, la música sin estos elementos, sonaría indiferente, aunque todas las notas podrían ser tocadas con precisión y correctamente. Música de cámara bien interpretada puede ser encantadora; cuando los músicos se escuchan mutuamente, disfrutan de tocar juntos, se entienden musicalmente, el repertorio les conviene etc., etc.… y… ?! Así fue!. Hemos experimentado un buen proyecto con una realización de altos vuelos! Bravo! En efecto los artistas ofrecieron cómo propina un famoso y sabroso tango de C. Gardel “Por una Cabeza”. Con gran impaciencia espero al siguiente Concierto de Cámara de la Orquesta Sinfónica de Torrevieja.

Antoni Jakubowski, Crítico musical