Nadia Serrano, bombera: “Con esfuerzo y ganas lo puede conseguir cualquiera”

Un metro sesenta de fortaleza, perseverancia y bondad. Así es Nadia Serrano, la joven torrevejense de 34 años que en mayo se incorporó al Consorcio Provincial de Bomberos de Alicante, catorce años después de que lo hiciera la primera mujer. Psicóloga de profesión, a Nadia siempre le había atraído el mundo de las emergencias, hasta que un día decidió dar el paso. “Me levantaba a las seis de la mañana, estudiaba, me iba a Crevillente a trabajar, volvía, estudiaba otra vez y a las ocho de la tarde empezaba a entrenar, hasta las diez o las once”. Y así día tras día, hasta que el año pasado logró una de las plazas a las que aspiraban los más de 800 candidatos que se presentaron. Porque las mujeres también pueden ser bombero y, por si no lo saben, se llaman bomberas.

Vista Alegre: ¿Cómo y cuándo decidiste ser bombero?
Nadia Serrano: En mi casa hay bomberos, mi marido es bombero y mi cuñado también, pero el mundo de las emergencias siempre me ha atraído,desde pequeña. Yo pensaba en ser policía o en algo relacionado con este mundo, aunque lo de bombera no me lo planteaba porque lo veía como algo prácticamente imposible. No había bomberas cerca y la primera de la provincia fue hace catorce años solamente. Pero como psicóloga ya estaba metida en este mundo, porque colaboro con un grupo de rescate de Alicante y siempre me ha gustado. El problema es que te falta un poco la confianza para dar el paso de opositar porque, como todas las oposiciones, es bastante duro. Pocas plazas, mucha gente, hay que estudiar mucho y además hay que entrenar.
V.A.- ¿En qué momento decides intentar que pase de ser un sueño a una realidad?
N.S.- Cuando cumplí los 27 ó 28 me di cuenta de que o lo intentaba o me iba a quedar con la duda toda la vida. Pensé que me hacía mayor y que las cosas luego te cuestan más porque te acomodas a la rutina y a tu vida, y sentí que era el momento de intentarlo.
V.A.- ¿Cuánto tiempo has estado preparándote?
N.S.- Lo primero con lo que empecé fue con los carnés de camión, que tenía que sacarme el de vehículos pesados y el de articulados. Comencé con eso, que lleva tiempo, y también a entrenar. Yo era atleta y corría, pero para la oposición tienes que subir la cuerda y también tienes que nadar. Cuando me saqué los carnés empecé a estudiar y a tomármelo un poco más en serio.
V.A.- ¿En qué consiste la oposición?
N.S.- Primero hay un teórico, que es con el que hacen el corte, y luego unas pruebas físicas en las que tienes que correr 3.000 metros, hacer 100 metros de natación con buceo, subir la cuerda y subir la torre con un chaleco de 20 kg.
V.A.- Son muy duras, ¿no?
N.S.- Sí lo son, pero son duras para todo el mundo porque es una oposición muy completa. No es algo que no se pueda conseguir, pero hay que entrenar. Yo no soy una mujer con un físico brutal, mido 1,60 y me ha tocado entrenar y prepararme, pero con esfuerzo y ganas lo puede conseguir cualquiera.
V.A.- ¿Y tú cómo te preparaste?
N.S.- Fui a una academia para la parte teórica y para entrenar físicamente, como no me gustaba el tema de la fuerza y el gimnasio me daba mucha pereza, empecé a hacer crossfit en Crossfit 03180. Ahí empecé con una rutina para coger fuerza y luego ya pasé a hacer un entrenamiento más específico.
V.A.- ¿Cómo viviste tu primera guardia?
N.S.- Con una mezcla de nervios y emoción. Tenía muchas ganas de que llegara el momento, pero al mismo tiempo no sabía qué me iba a encontrar. Los cambios de trabajo siempre son complicados y más en uno como éste, que no has hecho nunca nada parecido. Pero mis compañeros me trataron genial, porque al final yo creo que todo el mundo se acuerda de que algún día fue su primer día. Aquí te sientes como en casa, el gremio de bomberos es como tu otra familia. A mí me tocó Nochebuena y para mí fue como cenar en familia.
V.A.- ¿Y cómo fue esa primera guardia?, ¿hubo mucho trabajo?
N.S:- Pues tuve uno de los primeros días más movidos que se puede tener, porque tuvimos dos incendios, uno en una casa y otro en la cocina de un restaurante. El primer día, cuando sonó la sirena para subirme al camión, lo primero que pensé fue que había merecido la pena cada segundo de estudio y entrenamiento.
V.A.- Para ti, Nadia, ¿qué es lo más bonito de esta profesión?
N.S.- Ayudar a la gente. Simplemente el abrir una puerta porque una persona se ha caído, no puede levantarse y lleva horas ahí sin saber qué va a pasar… Ves cómo te agradecen eso y te aseguro que vale millones y no está pagado. Empatizas mucho con ese tipo de cosas y en Torrevieja es uno de los servicios que más hacemos.
V.A.- ¿Echas de menos la psicología en algún momento?
N.S:- Echo de menos a las personas con las que trabajaba porque estuve seis años en el centro y son como mi familia. La psicología me gusta, pero en este trabajo al final la aplicas bastante.
V.A.- ¿Ser psicóloga te ayuda para el trabajo?
N.S.- Yo creo que los bomberos tienen que tener una parte de psicólogos, pero no necesariamente tener la carrera.Tengo compañeros que ves cómo tratan con las personas y lo hacen igual que el mejor psicólogo, porque es cuestión de tener una sensibilidad especial. Vas a sitios donde las personas están vulnerables y las ves en su peor momento, con miedo, y tienes que ser consciente de ello y hacerles pasar ese rato lo menos mal posible.
V.A.- ¿Y vosotros pasáis miedo en algún momento?
N.S:- Hay peligros y eso hay que tenerlo claro, pero son peligros controlados casi siempre. Aquí hacemos todo en equipo y no entras nunca solo, además de que tenemos los mejores medios y estamos formados. Hay riesgos, pero suelen ser mínimos. El porcentaje de accidentes o de fallecimientos de bomberos debe de ser ínfimo.
V.A.- Eres la segunda bombera del consorcio y la cuarta de la provincia. ¿Por qué tan pocas mujeres se plantean serlo?
N.S.- Yo creo que es sobre todo por una cuestión de gustos y preferencias. En la psicología es lo contrario, casi todo son mujeres. Pero en mi oposición, que nos presentamos unas 20 mujeres, en la lista éramos cinco las aprobadas. Las mujeres bomberas no llegamos al 1% de los bomberos de España, pero cuando trabajas te das cuenta de que se puede conseguir.