Salmón negro, kimchi verde y tartar de pato curado a la naranja con ajo blanco de pistacho. Esos son los platos estrella de la cocinera Rakel Cernicharo, ganadora del programa televisivo Top Chef en 2017, quien hace una semana estuvo en Torrevieja participando en una jornada sobre hospitalidad y gastronomía. Rakel, de 34 años, nació en Valencia y es propietaria del Karak, un restaurante ubicado en pleno centro de Valencia, que cuenta con una plantilla de entre 17 y 20 personas. La chef valenciana emplea una cocina mediterránea de transformación fusión.
Vista Alegre: ¿Cómo empezaste en la cocina?
Rakel Cernicharo: Había estudiado cocina. Estaba metida en algunas cocinas a tiempo parcial donde estuve muy poquito, y aprovechando las oportunidades de la vida, con 22 años, cogí un restaurante que se alquilaba, que es donde ahora está Karak, mi restaurante. Vi que era el motor, que era necesario y tenía una idea muy clara de lo que quería. Me metí ahí y me encerré, y ya no volví a salir.
V.A.- Pero, no tenía nada que ver con el Karak de ahora, ¿no?
R.C.- No. Se llamaba Paparazzi. Era de unos italianos. Hacían unos menús muy económicos de pasta. Entré un viernes o un sábado con ellos a trabajar de camarera y el sábado por la noche me dieron las llaves. Y el domingo abrimos con la misma oferta que tenía.
V.A.- ¿En qué momento evolucionó de ese restaurante que cogiste a lo que es ahora?
R.C.- Pues empiezas a cocinar y cuando te vas metiendo poco a poco vas teniendo ambiciones. De repente te das cuenta de que quieres más, un proyecto más serio y personal. Cuando llega esa idea, llega Karak. Cerré el restaurante -hace seis años- para hacer reformas. Le cambié el nombre y en el mismo sitio, tres semanas después, empezó Karak. Subimos un poquito los precios y empezamos apostando más por otras cosas. Ahora también estamos haciendo unos cambios. Siempre tienes que introducir nuevas cosas para que el cliente vea que estás en continuo cambio y que evolucionas.
V.A.- Participaste en Top Chef en 2017. ¿Cómo surgió?
R.C.- Cuando Karak ya estaba funcionando dos o tres años, mi cuñada, Amparo Plaza, me dijo de hacer algo. Ella llevaba asesoramiento de comunicación a políticos en distintos lugares y fue algo como muy de ella y yo; ella ni cobraba. Ella me dijo que había una historia detrás de mí y me preguntó si quería contarla. Y salió todo. Salió la cocina, salió la historia, salió Rakel. Y un día, a los tres o cuatro meses, me llamaron de Top Chef por si quería participar.
V.A.- Has visitado Torrevieja recientemente para participar en unas jornadas de hospitalidad y cocina. ¿Qué importancia tiene la hospitalidad en el sector gastronómico?
R.C.- En todo. La hospitalidad de transmitir tu cultura y experiencia. Desde el momento en el que coges una llamada, una reserva, tu tono de voz requiere hospitalidad. Que sepas hacer sentir a los clientes como en casa con una sonrisa en la cara. La hospitalidad es pensar en no ganar para ganar; tiene que ser algo real y natural. Tú vuelves donde te hacen sentir bien. Tenemos una problemática brutal a la hora de comunicar con el inglés, por ejemplo. Hay mucha gente que no quiere aprenderlo y a mí me parece tan importante… La hospitalidad tiene que ser algo recíproco y cuando te vuelve también por parte del cliente, es también una buena experiencia.