Un hotel ejemplar y cercano

El Hotel Cano recibirá el próximo día 25 el Tenedor de Oro de la hostelería de Torrevieja

El próximo 25 de marzo, la Asociación de Empresas de Hostelería de Torrevieja y Comarca celebrará su tradicional cena anual de hermandad. Será la número 44 y en la misma serán entregados sus reconocimientos; en especial, el Tenedor de Oro, la máxima distinción hostelera, que este año ha sido otorgada a un establecimiento familiar que va a cumplir treinta años de trayectoria, como es el Hotel Cano.

En estos días previos a la entrega del reconocido galardón, hemos visitado el Hotel Cano de 1 estrella, situado en la calle Zoa esquina a calle Antonio Machado, en una zona muy populosa cerca de la estación de autobuses y del Mercadona del centro y también próximo a la playa del Cura. Allí nos reciben sus fundadores, Francisco Montesinos Martínez, conocido popularmente en Torrevieja como “Paco El Cano”, y su esposa, Antonia Martínez Rubio. Paco ya no tiene la consciencia necesaria para transmitirnos lo que siente en estos momentos, pero su esposa lo recuerda y lo ha trabajado todo. Ahora está felizmente jubilada, pero están sus hijos, Antonio y María Montesinos, que se encuentran al frente del establecimiento, del que nos aseguran que “nunca ha estado vacío desde que abrió sus puertas el 29 de junio de 1990. Aunque sólo sea una habitación, siempre hemos tenido algo de ocupación”. Éste es un dato más que revelador de tantos que acreditan el éxito del hotel, el cual fue construido por el propio Paco “El Cano”, con sus propias manos y las de sus albañiles, entre los que llegó a encontrarse de aprendiz su propio hijo Antonio. Su mujer y sus hijos dicen que Paco “fue una auténtica cabeza pensante para el negocio y, como buen Cano, quiso que se materializara su idea”.
Con el paso del tiempo, aquel edificio de cinco plantas se vio ampliado a los pocos años con otro edificio anexo que pudieron levantar gracias a la adquisición de una casa colindante en la calle Antonio Machado. Fue en el año 2002 y, desde entonces, el hotel está compuesto por 57 habitaciones, distribuidas en 37 de dobles y 20 individuales. Además cuenta con aparcamiento propio, cafetería, salón, parque infantil, lavandería y otras tantas dependencias que suponen la incorporación en su mayoría de servicios de los que antes no disponían. Gran parte del hotel está precisamente ahora en proceso de renovación y mejoras.
Tanto María como Antonio Montesinos han pasado toda la vida atendiendo el hotel. Comenzaron con 15 y 10 años respectivamente junto a sus padres. Antonia Martínez recuerda la inauguración como si hubiera sido ayer mismo. Hubo fiesta por todo lo alto y después toda la familia fue invitada a pasar la primera noche en el hotel. Y precisamente esa misma noche fue admitido el primer cliente.
La llegada del Tenedor de Oro ha supuesto para el hotel todo un reconocimiento a las tres décadas de trabajo. Antonia señala que se llevó mucha alegría “por mi marido, que se lo merece por tanto que ha trabajado aquí y por tener la idea de montar el hotel sin tener ninguna experiencia como hotelero”. Para María y Antonio, este galardón es de agradecer y añaden que “a mi padre le hubiera hecho mucha ilusión haber recogido el tenedor estando bien. Aún así, lo llevaremos y será él quien lo recoja”.
A lo largo de los 29 años de historia del hotel, la profesión ha cambiado mucho. Así nos lo reconocen y confiesan que “cada día los clientes te enseñan algo nuevo”. También destacan la importancia que ha adquirido en los últimos años internet. Precisamente, el Hotel Cano es uno de los establecimientos de Torrevieja mejor valorados en la red y lo es por las opiniones de la propia clientela, gran parte de la cual es fija y repite año tras año, lo mismo que los muchos comerciales que por allí pasan mensualmente. “O estás en internet o no estás” aseguran tanto María como Antonio. Ellos recuerdan que al principio “aquí no había ni ordenador”. Ahora, muchas de sus reservas proceden de las plataformas de internet que se llevan importantes comisiones sobre el coste de la habitación. Al principio los clientes entraban de la calle o a través del teléfono, pero dentro de la evolución también cuentan que antes no tenían garaje como ahora, ni aire acondicionado o televisión en cada una de las habitaciones. Con el paso del tiempo, fueron adquiriendo viviendas colindantes al hotel, que han servido para ir logrando ampliaciones. También están muy orgullosos de haber podido montar su propia lavandería, en la que empezaron con dos lavadoras normales y ahora disponen de lavadoras, secadoras y planchadoras industriales. Antes era la propia Antonia la que se tenía que levantar en la madrugada para iniciar la faena “porque el montón de ropa no bajaba”.

El hotel ofrece prestaciones superiores a las de su categoría
El hotel está catalogado de una estrella, pero ofrece algunas prestaciones que no son obligatorias para su categoría, aunque sus propietarios tienen como máximo objetivo que el cliente esté cómodo y satisfecho. Algo que han logrado con esfuerzo y sacrificio, paso a paso, año a año.
Las valoraciones en internet muchas veces son determinantes a la hora de que un nuevo cliente se decida a hospedarse en un establecimiento. La familia del Hotel Cano está orgullosa de que las buenas críticas que tienen lleguen precisamente de los clientes que se han registrado en el hotel. “No tenemos lujos, pero el cliente valora muchas cosas como la limpieza, la hospitalidad, el ambiente familiar y de hecho son muchos los clientes que lo dicen”. “Tratamos de facilitar al cliente todo lo que necesita, una aguja, microondas para calentar la comida que traigan, un café… Nosotros estamos las 24 horas al servicio de los clientes”, afirma Antonia Martínez.
Precisamente esa dedicación permanente todas las horas del día “es quizás lo que más cuesta y en lo que hay que hacer un mayor sacrificio”, según indican los propietarios que, por el contrario, se muestran satisfechos a la hora de haber avanzado en poder tener unas vacaciones y cerrar anualmente el hotel alrededor de un mes, algo que hace unos años era impensable. Antes hasta incluso el día de Nochebuena permanecían abiertos. En un día tan señalado como éste, recuerdan que tenían un cliente mayor solo en una de las habitaciones del hotel y que, al llegar la cena con toda la familia, decidieron llamarle e invitarle a cenar con ellos.
En un establecimiento hotelero como éste siempre hay algo que hacer. La reinversión es una constante. Ahora mismo están en pleno proceso de renovación del cambio de puertas de 28 habitaciones, tanto de la entrada, como de los armarios, las puertas de los aseos, y también se añaden trabajos de pintura. Pero hace poco se renovó la maquinaria de la lavandería y también se adquirieron nuevos colchones que se han renovado por tercera vez desde que el hotel abrió sus puertas
El Hotel Cano lleva ya muchos años manteniendo los mismos precios, a pesar de que los costes se han incrementado “y de la competencia desleal que tenemos con los apartamentos que se alquilan sin pagar impuestos por ello”, señalan Antonio y María quienes se muestran contrariados de que ellos tengan que estar al día de impuestos y normativas y muchos de los apartamentos que se alquilan no tengan nada de eso.
Pero el hotel tiene, afortunadamente, un éxito, y, para sus propietarios, el secreto del mismo está en la naturalidad y cercanía a la hora de acoger los huéspedes; la limpieza, el ambiente familiar y también la comodidad. “Son cosas que estamos convencidos de que les gustan a los clientes, están a gusto y eso se nota porque luego hasta nos hacen pequeños regalos como bombones”. Precisamente algunos huéspedes de siempre, al enterarse de que hemos conseguido el Tenedor de Oro, se han puesto en contacto con nosotros para felicitarnos. Algunos lo han hecho, por ejemplo, desde San Sebastián, pero también hemos recibido mensajes desde el extranjero”.
Otra de las cosas que hace que los propietarios del Hotel Cano estén orgullosos de su gestión es que haya varios clientes que decidan residir buena parte del año en el establecimiento. Este es el caso de una señora rusa que solamente se ausenta cuando el hotel cierra por vacaciones y también hay otro señor que ya tiene previsto estar hospedado hasta el mes de diciembre.