José Vicente Torregrosa Ballester, Confitería Torregrosa (Premio “Comercio del Año 2019”): “Es una responsabilidad seguir haciendo pasteles con recetas de hace más de cien años”

La Confiteria Torregrosa, la conocida confitería del “Camarroja” o “de la viuda de Vicente Torregrosa” ha sido recientemente elegida para recibir el premio del Comercio del Año 2019 de Torrevieja que concede la Concejalía de Comercio del Ayuntamiento de Torrevieja.
Casi 63 años contemplan a este popular y querido establecimiento que sigue elaborando cada día las recetas y fórmulas de Vicente Torregrosa Cerdán, apodado cariñosamente como “El Camarroja” que comenzó como confitero de uno de los establecimientos con más solera y popularidad de Torrevieja como era La Malagueña, pasando después a arrendar la que fue Confitería de Pepe Sala hasta que falleció en 1956. Fue entonces cuando su viuda, María y su hermano, Pepe Hernández Pérez abrieron el actual establecimiento en la calle Joaquín Chapaprieta, frente al Mercado de Abastos. Después se incorporó su hijo Pepe Torregrosa Hernández y desde enero del año 2017 lo hace como parte de la tercera generación, el hijo de Pepe y su esposa, Elena Ballester que es quien atiende a la clientela, José Vicente Torregrosa Ballester. Él es quien está al frente de la confitería en estos momentos y con quien hemos hablado esta semana, entre otras cosas, para que nos cuente sus impresiones después de haber recibido la noticia de la concesión de este importante premio para la ciudad de Torrevieja.

Hace unos meses visitamos la Confitería Torregrosa para realizar uno de los reportajes que componen la sección “De toda la vida” y ahora lo volvemos a hacer con ocasión de la concesión del premio al “Comercio del Año” 2019. Allí nos encontramos con Pepe Torregrosa y Elena Ballester y con su hijo, José Vicente, que está ya casi dos años y medio al frente de artesano obrador de esta confitería tradicional, donde continúan haciéndose los que son quizá, los pasteles más antiguos de Torrevieja. Con él conversamos.

Vista Alegre : ¿ Qué supone para ti y para tu familia este premio?
José Vicente: Pues es un orgullo tremendo, porque después de tantísimos años ver que te llamen y que te digan que has sido elegido comerciante del año de una ciudad tan importante como Torrevieja, es algo que desde este humilde rincón se ve fabuloso y sentimos un gran orgullo.
V.A. : ¿ Cómo recibiste la noticia de la elección como “Comercio del Año”?
J.V. : Pues sonó el teléfono y creíamos que era algo de publicidad, hasta que la persona que hablaba me dijo que era Manuela Osuna, la concejala de Comercio. Lo cierto es que como dice la gente no nos lo esperábamos, pero nos hemos llevado una gran alegría y agradecemos que se hayan acordado de nosotros.
V.A.: Llevas el peso de la tradición de tu familia. ¿Eso como se digiere?
J.V. : Sobre todo con mucha responsabilidad y sobre todo con mucho trabajo porque ya vamos a hacer 63 años ya y eso es algo muy serio. Hay que pensar en toda la trayectoria que iniciaron mis mayores como mi abuela María y mi tito Pepe, luego siguió con mi padre y ahora me toca a mí. Es algo que no es fácil y también escaso porque ya no hay mucho en Torrevieja que trabaje con éste género. Esto es algo que más bien parece casi de artistas porque es complicado y una responsabilidad muy grande.
V.A.: Podriamos decir que este es uno de los pocos que hay que se pueden considerar artesanales, además sigues las recetas y fórmulas originales que provienen del origen de los trabajos de confitería de Torrevieja.
J.V: Si, la mayoría de las recetas son más que centenarias. Por estas cosas aumenta mi responsabilidad porque en Torrevieja en pocos sitios se siguen haciendo estas artesanías como antaño. Estamos hablando de pasteles de más de cien años y continuar haciéndolo igual es un importante compromiso.
V.A. : Son fórmulas con las que ya trabajaba tu abuelo en la confitería de La Malagueña ¿no?
J.V.: Pues el otro día me contaba uno de los nietos del famoso “ Malagueño”, Pepe, que había encontrado un antiguo recetario de su abuelo de más de cien años de antigüedad . Luego cabe decir que tanto mi abuelo como mi tio y también mi padre innovaron, pero hay productos como la tortada clásica que tanto siguen buscando los clientes en ésta casa que se sigue haciendo como siempre. ( En este momento interviene su padre, Pepe Torregrosa) “Puede que en Torrevieja haya pocas personas que no hayan probado la tortada del Camarroja. Antes repartíamos a domicilio y visitábamos todo el pueblo”.
V.A. : Este premio os llega con tres generaciones de trayectoria y sin embargo tu eres de los confiteros más jóvenes de Torrevieja ¿no?
J.V. : Si y ya tengo 37 años. Como artesano si puede que sea de los mas jóvenes que estoy haciendo un producto que muchos jóvenes ni siquiera conocen porque se decantan más por un nuevas creaciones.
V.A : Pero vuestra clientela es fiel y además viene de padres a hijos
J.V. : Hay muchos clientes que te dicen, yo venía aquí de pequeño con mi mi madre o me traía mi abuelo. Precisamente el otro día vino César Rodríguez y recordaba que el compraba aquí las empanadas a peseta. También nos visitó el hijo de Joaquín Chapaprieta, José María y nos recordaba que venía con su madre. También tenemos clientela de Orihuela, de Madrid y también muchos extranjeros.
V.A. : ¿Cuál sigue siendo el producto estrella?
J.V. : Siguen siendo muy demandados los merengues, los palos catalanes. Luego tenemos los hojaldres, que puede que mi abuelo ya innovara, para la creación de los pasteles de carne o las costillas de cabello de ángel. Luego tenemos las empanadas de siempre y cuando llegan las fechas de La Purísima o si tenemos algún encargo, seguimos haciendo los Valarinos hechos con la famosa pasta flora. Entre nuestros clientes tenemos a Mari Nieves Clares que se los lleva todos los días de La Purísima porque forma parte de su tradición con el cocido con pelotas y la procesión. También en Navidad tenemos las toñas y mantecados de siempre. (Pepe Torregrosa recuerda) “El producto no ha cambiado, pero aquellos confiteros como mi padre o mi tío eran muy confiteros porque hasta se hacían algunas materias primas como el cabello de ángel. Yo he visto la máquina con la que se hacían las peladillas, también como se fabricaba el turrón de nieve, de crema, como hacían bombones, caramelos, todo eso se ha ido perdiendo”.
V.A. : ¿Con qué producto te sientes más cómodo?
J.V. : Pues la verdad es que con todo. Yo entro al obrador a las cinco de la mañana y hacemos de todo. Yo soy trabajador, me gusta aunque eso sí, muchas veces necesito una supervisión. Hay gente que me dice que no me pase como a mi padre, que no tuvo vida, pero lo cierto es que me gusta el oficio y lo compatibilizo bien. Me siento a gusto creando pasteles que son únicos. Otra cosa sería si trajéramos producto congelado como en otros sitios, aunque no se yo como lo tomaría la gente. Nuestro género, su sabor es nuestra seña de identidad.
V.A. : ¿ Cómo se encara el futuro?
J.V. : Pues vamos día a día, aunque lo cierto es que el futuro siempre está en manos de la clientela y seguiré esforzándome para conservarla. También estamos muy contentos de los nuevos clientes que nos llegan gracias a lo que se decimos “el boca a boca”. (Su madre, Elena Ballester, apunta) “La mejor publicidad es que se lleven un pastel y les guste para repetir en otra ocasión”.