Formación adaptada para alumnos con necesidades educativas especiales en el IES Torrevigía
Brice, Yudzhel, Marcos, Kielan, Andrea, María y Stephanie son los siete alumnos del programa ‘Actividades auxiliares en viveros, jardines y centros de jardinería’. El módulo nació durante el curso 2016-2017 como respuesta a la necesidad de ofrecer un futuro laboral a alumnos procedentes del aula específica del IES Torrevigía o alumnos procedentes de otros centros con necesidades educativas especiales.
Los profesores imparten tres ámbitos diferentes en un curso escolar: el módulo linguístico-social, el módulo científico-matemático y el módulo específico. En el primero, a cargo de Emilia Alfonsea Sáez, aprenden contenidos de varias áreas como lengua y literatura, valenciano y castellano, así como geografía e historia, entre otros. El segundo, impartido por María Elena Muñóz Palomares, integra las áreas de matemáticas y de ciencias de la naturaleza. Por último, el módulo específico, de cuyas clases se encarga Moisés Cases, se divide en tres modalidades, operaciones básicas en viveros y centros de jardinería, operaciones básicas para la instalación de jardines, parques y zonas verdes y el mantenimiento de jardines, parques y zonas verdes.
“Estos módulos no tienen materias separadas, está todo englobado. En el específico es donde los alumnos adquieren los máximos conocimientos del oficio de jardinero/a”, explicó Cases, quien también actúa como tutor del programa de jardinería. Para ello, los estudiantes tienen a su disposición instalaciones del centro como el huerto escolar, el invernadero, la caseta de aperos, un vivero exterior, dos puntos de agua con programadores de riego y dos puntos de luz exterior y zonas ajardinadas del centro tanto en el exterior como en el interior.
Además, disponen de un almacén que contiene todas las herramientas e insumos necesarios para la prácticas programadas. Los alumnos usan los utensilios con sumo cuidado, algo que también se les enseña durante su aprendizaje. Al terminar de utilizarlos en alguna de las clases, los guardan hasta una próxima vez. Todos admiten que trabajar en el huerto y realizar labores como regar, fertilizar, cultivar o dedicar tiempo al mantenimiento de las plantas y setos son sus actividades favoritas dentro del programa, y tienen incluso un nombre para el espantapájaros, al que llaman Janito. “Tenemos un ambiente jovial, pero también les enseñamos a ser responsables, a respetar la naturaleza, al medio ambiente, a tratar con las herramientas cortantes, etc”, manifestó el profesor.
Con lo que cultivan en el huerto, tomates, fresas, judías, romero, plantas aromáticas como la hierbabuena, entre otras muchas, los alumnos organizan un mercadillo solidario en el que participan activamente los profesores del instituto. El dinero recaudado se destina a una amplia programación de actividades extraescolares, como las visitas a las Lagunas de la Mata, visitas a las salinas y al museo de la sal, al Río Safari de Elche… También aprenden sobre diversos temas a través de charlas organizadas por los enfermeros del hospital o centros de salud de Torrevieja (la sexualidad) o sobre el alcoholismo, drogas y la red viaria a cargo de la Policía Local.
“El principal objetivo de todas las actividades residen en la integración social, laboral, individual y colectiva. Se pretende enriquecer, fomentar y fortalecer la educación en valores y el aprendizaje significativo”, señaló el tutor del programa. Pero a pesar de la amplia formación que se ofrece a los jóvenes, Cases aseguró que son muy pocas empresas las que aceptan a los alumnos para la realización de prácticas. Es una dificultad con la que luchan todos los años en el poco tiempo que lleva el módulo.
“Los técnicos de las concejalías de Educación y Empleo del Ayuntamiento nos han intentado ayudar contactando con empresas de jardinería. Yo mismo hago todo lo posible para que los alumnos puedan realizar prácticas, pero hay una cierta negación a lo desconocido. Los alumnos del módulo son personas que aportan mucho más de lo que uno puede imaginar. Son un tesoro, se integran muy rápido, son responsables, se portan bien, aún así, no se les da una oportunidad en el mundo laboral”, lamentó.
Esta afirmación fue compartida por Elena Gambín, la tutora del aula específica cuyos alumnos se integran posteriormente al programa de jardinería. “A nivel educativo hay 100% de inclusión, pero cuando acaban su preparación no tienen a dónde ir. Dentro de los muros se consigue mucho, pero fuera de ellos se les cierran muchas puertas. Necesitamos una mayor inclusión social”, concluyó.
De hecho, el programa de jardinería cualifica a los jóvenes de 16 a 21 años para numerosos puestos de trabajo. Tal y como lo expresó Cases, pueden optar a ser usuarios profesionales de productos fitosanitarios (nivel básico), auxiliares de jardinería, peones de jardinería, peones de vivero, peones de centros de jardinería y peones de campos deportivos. El curso tiene una duración de un año pero los alumnos pueden repetir tres veces más en el centro. El profesor también animó a las familias con hijos que pueden participar en el módulo a que se acerquen hasta el instituto y conozcan en persona las instalaciones y la gestión de todo el año académico.
Dentro de su departamento de orientación, el IES Torrevigía ofrece el aula específica mencionada anteriormente coordinada por la propia Gambín y por las especialistas en psicología terapéutica, la cotutora Carla y la educadora Noelia, además del programa de jardinería al que se incorporan todos los estudiantes del aula específica. Juntos consiguen que los alumnos con necesidades educativas especiales disfruten de unas clases teorías y prácticas en un ambiente amigable y dinámico. Ahora solo queda esperar que la sociedad también apueste por ellos y les permita acceder al mercado laboral.