Ganador del Premio de Composición “Dionisio Díez” 2019 con su habanera Háblame marinero.
Una persona de gran carisma y que transmite fuerza sobre los escenarios. Así es el torrevejense José Francisco Sánchez, director, compositor y oboísta, ganador del Premio de Composición “Dionisio Díez” con su habanera Háblame marinero en el VII Certamen de Habaneras y Polifonía “Ciudad de Miranda de Ebro” (Burgos), que se celebró los días 15, 22 y 29 de junio en el Teatro Apolo. Su obra fue la obligada de este prestigioso certamen. José F. Sánchez ya se llevó este título en 2007 con su habanera Miranda, que ha calado tanto que es como un himno para sus habitantes. Mucho antes, en 2005, se llevó el Premio de Composición “Manuel Parada” del Certamen de Habaneras y Polifonía de Torrevieja con Mi querida Torrevieja, que fue la obra obligada de la siguiente edición. Sánchez lleva 39 de sus 47 años dedicado a la música, ya que empezó a estudiar desde muy pequeño, aunque por pura casualidad, según nos contó en estas líneas. Además de director titular de la Orquesta Sinfónica de Torrevieja, actualmente es profesor de oboe en el Conservatorio Profesional de Murcia.
Vista Alegre: ¿Cómo viviste la entrega de este prestigioso premio?
José Francisco Sánchez: Pues muy bien. La gente allí es muy acogedora. Para mí fue muy entrañable porque actuó el Coro Minero de Turón (Mieres-Asturias), que me trajo recuerdos de cuando era pequeño e iba a ver el Certamen de Habaneras y Polifonía de Torrevieja. El Coro Minero salía a oscuras y de repente se iluminaba la luz del gorro. Fue muy emocionante verles de nuevo en Miranda de Ebro cantando una habanera mía.
V.A.- ¿De qué habla la habanera Háblame marinero?
J.F.S.- Es muy bonita. Habla de un marinero que se va lejos de Torrevieja, de sus viajes y del mar. Después, en el estribillo, habla de Torrevieja. Dice así: Torrevieja es la tierra donde yo nací, donde fui feliz, ojos que me cautivaron, embrujo de amor. Yo quería que hablara de Torrevieja para llevar el nombre de mi ciudad por otros lugares.
V.A.- ¿Cuándo la creaste y qué te inspiró?
J.F.S.- Fue el verano pasado. Me enteré de que el Certamen de Habaneras y Polifonía de Miranda de Ebro se iba a retomar este año tras unos años sin celebrarse y pensé en presentar una habanera. Empecé a crearla el verano pasado, aunque luego la dejé un poco apartada, pero en noviembre la retoqué para presentarla en diciembre. En enero me dijeron que iba a ser la obra obligada y que iba a recibir el premio. Me inspiré en Torrevieja y en mi esposa. Quería tocar los temas marinos y crear una letra sencilla, pegadiza y que gustara. Y así lo ha sido porque hay coros que la están cantando y otros que la van a preparar. Es un orgullo que el nombre de Torrevieja suene por los mundos.
V.A.- En 2007 ganaste este mismo premio con la habanera Miranda, ¿cómo fue?
J.F.S.- La habanera Miranda está dedicada a esta ciudad burgalesa y habla de sus costumbres. Yo hablé con una persona de Miranda y me documenté para crearla. Y, bueno, gustó tanto que se ha quedado como si fuera el himno de Miranda de Ebro. Es tan popular como aquí lo es la habanera Torrevieja. Tanto es así, que en el restaurante donde iba a cenar me dijeron que tenía que escribir en el libro como persona relevante. Y ahora, cuando volví, vi que mi foto estaba colgada al lado de políticos y deportistas. La habanera Miranda la adapté para coro y banda de música con motivo del centenario de la ciudad que se celebró en 2008. Yo estuve allí el día del aniversario… Fue muy bonito escucharla de la mano de cinco coros y la banda municipal. Ese mismo año, medié para que la Masa Coral “José Hódar” tocara allí Mi querida Torrevieja.
V.A.- Has dirigido como invitado diversas orquestas del mundo y colaborado con solistas de renombre. Cuéntanos un poco más.
J.F.S.- Sí. Ahora tengo una invitación para dirigir el 20 de julio la Orquesta Sinfónica “Rossini” en Italia y el 18 de agosto la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata de México. El año pasado estuve dos veces en Viena dirigiendo como invitado en Viena y Praga. En cuando a solistas, he colaborado con solistas importantes, como Montserrat Caballé.
V.A.- ¿Cómo nació la Orquesta Sinfónica de Torrevieja?
J.F.S.- Empecé hace diez años con pocos músicos y un presupuesto pequeño, y ahora tenemos una orquesta sinfónica y otra de jóvenes. He ido creciendo con ella. Llevamos 30 conciertos seguidos llenando el Auditorio Internacional, con la asistencia de 1.500 personas, y tenemos casi 500 abonados, de los cuales el 80% son extranjeros. Cuando lo cuento en otros sitios, me dicen que es imposible. La música clásica no está teniendo tanto público y, sin embargo, aquí se ha conseguido, y eso es algo increíble. Hay orquestas sinfónicas con mucho renombre y presupuesto que no pueden decir lo mismo.
V.A.- ¿Cómo te iniciaste en el mundo de la música?
J.F.S.- Fue algo muy casual, no tenía trayectoria familiar, porque ni me gustaba la música ni sabía lo que era un oboe. A mí me gustaba mucho el tenis, destacaba bastante, conseguí trofeos e incluso fui subcampeón de España. Un día -yo tenía 8 años- mi primo tenía que ir a la Unión Musical Torrevejense y mi tía me dijo que lo acompañara. Allí me vio el director y me puso a solfear. No sé qué vio el maestro Francisco Casanovas, pero me dijo que pidiera a mis padres que me compraran un oboe, que iba a ser un buen músico. El maestro Casanovas habló con ellos e hizo que me lo compraran. Un oboe en aquella época costaba 250.000 pesetas… Y así empezó la cosa. Iba a la residencia de ancianos a dar clases con él y a la UMT. Casanovas fue una persona muy importante. Fue profesor de los tres tenores… Tenía buen ojo. No sé lo que vio en mí pero acertó. Dejé el tenis y seguí con la música. Tengo mucha suerte de ser un privilegiado porque la música y el tenis, que son mis dos pasiones, una es mi profesión y otra mi hobby. ¿Qué más puedo pedir? Seguí estudiando oboe en el Conservatorio Profesional de Murcia, terminé mis estudios y me saqué la plaza en Madrid con 20 años, logrando la segunda mejor nota de toda España. Mi primer destino fue Ciudad Real, donde estuve tres años; después me trasladé a Cartagena, donde pasé otros tres años; y luego a Murcia, donde estuve seis años ocupando una cátedra de música de cámara en el Conservatorio Profesional, quince en el Superior y ahora estoy de nuevo como profesor de oboe en el Profesional.