El cuarto concierto de la temporada de la Orquesta Sinfónica de Torrevieja, celebrado el sábado pasado en el Auditorio Internacional de Torrevieja, fue un auténtico éxito, por la interpretación de la orquesta y por la elección del repertorio.
La Sinfónica, bajo la batuta de su director titular Pepe Sánchez, eligió un repertorio fascinante al que cualquier melómano no puede resistirse. En la primera parte interpretaron junto a Sania Cheong y Stefan Kropfitsch la ‘Sinfonía Concertante’ para violín, violonchelo y orquesta de W.A. Mozart, una obra de gran complejidad técnica que formalmente se encuentra entre la sinfonía y el concierto y que, aunque originalmente está compuesta para violín y viola, la orquesta interpretó con violín y chelo en una adaptación en la que el chelista consiguió emular el sonido de una viola. Una auténtica delicia.
En la segunda parte, la orquesta eligió dos obras dentro del programa: el ‘Vals Triste’ de Sibelius y la ‘Sinfonía Incompleta’ de Schubert. El ‘Vals Triste’, de su composición ‘Kuolema’, es una pieza compuesta para una obra de teatro y en la que la Sinfónica logró expresar la nostalgia que el compositor finlandés buscó transmitir cuando recordaba a su país.
En último lugar interpretaron la famosa ‘Sinfonía Incompleta’ de Schubert, una obra a la que siempre han rodeado numerosas versiones sobre el motivo por el que solamente tiene dos movimientos cuando las sinfonías suelen tener cuatro.
El concierto finalizó con dos bises: la ópera ‘Cavalleria Rusticana’ de P. Mascagni y con la Obertura de ‘Las bodas de Fígaro’ de Mozart. Dos propinas que fueron el broche final de un concierto que rozó la perfección.