Durante toda la semana Torrevieja ha continuado volcada en prestar su ayuda a los distintos municipios afectados por el desbordamiento del río Segura como consecuencia de las lluvias registradas por el episodio de la Dana y que ha dejado a su paso un reguero de destrucción y sufrimiento en toda la comarca de la Vega Baja.
Decenas de torrevejenses se han integrado en los distintos grupos que se fueron creando y que han contado con la coordinación del Ayuntamiento de Torrevieja a través de distintas concejalías. Además de las iniciativas personales cabe resaltar el trabajo de los grupos promovidos por el sacerdote, Pedro Payá, párroco de San Roque y Santa Ana y vicario de la Parroquia de la Inmaculada, así como también el organizado por la Junta Mayor de Cofradías de la Semana Santa de Torrevieja. Todos los integrantes en este movimiento han ido trasladándose a distintas poblaciones para efectuar tareas de limpieza, traslado de enseres y evaluación de los daños acaecidos.
También hay que dejar constancia de la intensa labor de recogida de alimentos, ropa y demás necesidades que han ido solicitando los municipios puestos en contacto con el Ayuntamiento de Torrevieja. Entre éstas peticiones han destacado material escolar para que los alumnos puedan continuar con su habitual formación o la necesidad de reponer electrodomésticos, entre otras cosas.
Entidades como Alimentos Solidarios Torrevieja han vuelto a dar muestras de su esfuerzo y sacrificio a favor de todas las personas afectadas. En concreto los voluntarios de ésta ong han estado al frente del acopio de las donaciones de productos alimentarios, pero también de otra índole. También voluntarios fueron acogidos en la sede de la Asociación Cultural Carnaval de Torrevieja, donde se han recibido donaciones de ropa y otros enseres.
Mención especial también merece la solidaridad registrada en los distintos centros escolares de la ciudad que, en muchos casos, se han visto desbordado por el número de donaciones recibidas.
La tromba de solidaridad ha sido de proporciones gigantes en Torrevieja y todas las voluntades se han unido a favor de los ciudadanos de la Vega Baja. Entre otras acciones cabe resaltar los autobuses de la empresa Avanza que han partido desde Torrevieja con decenas de voluntarios. Entre ellas la expedición que organizó la Junta Mayor de Cofradías a Molins, así como cuatro agentes de la policía local con funciones de seguridad, una lancha y un piloto a San Fulgencio.
También la agrupación de voluntarios de Protección Civil estuvo en todo momento en previsión de emergencia con el dispositivo del 112 de la Generalitat al mismo tiempo que continuaban con su labor de retirada de enseres, y dando viabilidad a la entrada de las viviendas anegadas por el agua en varias zonas de la Vega Baja.
Los responsables de los distintos grupos organizados se veían sorprendidos gratamente por la cantidad de voluntarios que han acudido desde toda la provincia para unirse a las formaciones de trabajo, voluntarios que han llegado desde Aspe, Alicante, Elche y como no desde Torrevieja, lo mismo que muchos más municipios que se han trasladado día tras día. Algo que se ha venido comprobando cuando el equipo gestor ha estado recibiendo las llamadas de lugares donde se precisa su trabajo de cualquier tipo, limpieza, electricistas, albañiles y otras tantas dedicaciones.
Destacar la fuerza que se ha percibido en éstas acciones y que a veces ha llegado incluso a emocionar, cuando se ven gestos anónimos de personas y empresas que salen del corazón y que renuevan las fuerzas para continuar, tal y como relataba el presidente de la Junta Mayor de Cofradías, Ignacio Suárez. Uno de estos gestos, por citar alguno, lo protagonizó uno de los conductores de la empresa “Avanza”, que perfectamente podía haberse quedado en el mismo autobús esperando el regreso de los voluntarios, pero su gran corazón le llevó mucho más allá e iba preparado para cambiarse con ropa de trabajo, enfundarse unas botas y limpiar codo con codo con los voluntarios.
Otros ejemplos los han ido dando personas anónimas que han sumado sus colaboraciones, como el pago de embutidos para que los voluntarios pudieran reponer fuerzas, supliendo de esta forma el trabajo que personalmente pudieran hacer y que por diversas circunstancias no se lo podían permitir.