Nuestra historia comienza, lo primero, entendiendo que no es una sino varias. Son las historias de doce jóvenes que tienen sueños, inseguridades, errores, talentos y proyectos de vida. Las historias de doce jóvenes -Gorka, Aisa, Nayara, Paco, Carmen, Alex, Stanis, Yurena, Dani, Miriam, Sara y Stefany- que abandonaron el sistema educativo porque en él no encontraron lo que ellos más necesitaban: ilusión. Son las historias de doce jóvenes que en el programa Jove Oportunitat (JOOP) han descubierto además de esa ilusión, una amistad, una inspiración, unas experiencias y unos valores que les acompañarán el resto de su vida.
El JOOP es una iniciativa que el Institut Valencià de la Joventut (IVAJ) desarrolla junto a la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Torrevieja, y que tiene como objetivo orientar y asesorar a jóvenes entre los 16 y los 21 años que han dejado de lado los estudios pero que no están preparados para un programa exclusivamente académico ni para incorporarse, de forma sostenible, en el mercado laboral.
Este año, tras el éxito del curso pasado, se celebra en Torrevieja la segunda edición y nosotros hemos querido contarte en estas páginas qué es el JOOP. Pero este no es un reportaje cualquiera. No es un reportaje donde una persona cuenta la historia de unos terceros. Este es un reportaje diferente, o por lo menos eso es lo que queremos conseguir. Podría decirse que esto es una pieza colaborativa, porque aunque alguien se encargue de teclear cada letra de esta historia, hoy esta la vamos a contar junto a siete jóvenes del JOOP y su coach, Mode.
Joop oportunidades
“A quien entra aquí le cambia la vida por completo. Esto nos está ayudando muchísimo a pensar las cosas antes de hacerlas”, dice Paco. Tiene 17 años y en junio llegó a vivir a Torrevieja. A la ciudad y al programa tiene mucho que agradecerles. También al cambio de perspectiva que experimentó después de trabajar jornadas interminables en almacenes y en el campo a menos de 5 euros la hora. “La experiencia laboral es dura, pero allí estuve, día tras día. No me gusta faltar a los sitios, soy una persona comprometida, pero es verdad que cuando empiezas en el almacén de ocho de la mañana a las diez de la noche te das cuenta de que en el instituto se está mucho mejor”, confiesa.
Paco participa junto a sus once compañeros en el programa y como él, ellos también creen que en su vida hay un antes y un después tras participar en el JOOP.
– “Este programa es muy importante, nos ayuda mucho a saber lo que queremos hacer y a controlar algunas cosas. Yo por ejemplo soy muy impulsiva y me meto en las conversaciones aunque estén hablando los demás. Eso lo estoy intentando corregir”, dice Carmen.
– Es verdad, ahora pensamos dos veces antes de hacer las cosas y estamos asentando la cabeza un poco. Yo siento que de alguna manera estamos saliendo de nuestra zona de confort”, apunta Gorka.
– “Yo ahora reconozco que tenía hábitos no saludables que estoy aprendiendo a cambiar. Quiero ser estilista o cocinera, me gustan las cosas creativas, pues ahora voy a hacer lo que esté en mi mano para conseguirlo”, dice Aixa.
– “Los jóvenes somos el futuro y este curso es muy importante. Yo se lo recomiendo a todo el mundo porque yo sueño con ser biólogo marino y aunque sé que es difícil y requiere mucho esfuerzo, me ha ayudado a entender y valorar que ese esfuerzo es necesario en la vida”, reflexiona Stanis.
– “Y nos ayuda a conocernos mejor a nosotros mismos y a cambiar lo que no nos gusta de nosotros”, dice Paco.
– “Con el JOOP yo estoy entendiendo que hay que estudiar, que hay que esforzarse para lograr y conseguir lo que quieres”, apunta Alex.
– “Sí, y además aquí nos hemos dado cuenta de que si no nos gusta lo que tenemos a nuestro alrededor, podemos cambiarlo”, afirma Nayara. “Yo, desde que estoy aquí pienso más las cosas. Pero quizá tampoco sea solamente cosa del curso, también es él”, y señala a Mode, el coach. “Él nos hace pensar mucho y tener conciencia de lo que hacemos”, añade.
Dicen ellos que Mode no se parece a los otros profesores, que a él le preocupa lo que les pasa, que les escucha y les comprende, y que en los momentos críticos está disponible. Unas horas junto a ellos son suficientes para entender a qué se refieren. Hay un vínculo especial que se percibe en forma de afecto, admiración y respeto mutuo. Mode ha logrado despertar unos potenciales que quizá ellos desconocían que poseían. Él ha conseguido que comprendan que los sueños requieren un esfuerzo, que los actos tienen consecuencias y que las relaciones de afecto hay que cuidarlas.
Entrenador durante años de equipos de fútbol, su experiencia y formación en el ámbito del coaching deportivo con jóvenes ha impulsado que estos doce jóvenes que van a terminar el programa en julio, de los 17 que comenzaron en febrero, sean unas personas diferentes a las que empezaron.
La tecnología no es un buen aliado
Mode nos cuenta que la tecnología ha afectado negativamente en las dinámicas de comportamiento y socialización de las generaciones más jóvenes. “La tecnología y el móvil siempre en la mano dificultan que socialicen de determinadas formas. Antes, al principio, se interponían y metían en las conversaciones. Estar escuchándose y guardar su tiempo como lo estamos haciendo hoy es algo que era impensable. Son cosas que hemos aprendido en este tiempo”. “Qué bien hablas, hijo”, le interrumpe Nayara. Esa es la admiración de la que hablábamos.
“Todo esto que puede parecer sencillo para mucha gente, aquí costaba mucho, y no porque tengan un problema. El problema es que quizá en su educación, su familia o en sus relaciones no han tenido la posibilidad de desarrollar estas habilidades. Cada uno lleva una mochila detrás”, dice el coach.
Las sesiones grupales e individuales del JOOP inciden especialmente en el ámbito actitudinal y tienen como objetivo que los jóvenes desarrollen un proyecto de vida integral en el que ellos participan activamente en definir las metas que quieren alcanzar. En el programa ellos se sienten libres de etiquetas, esas que se utilizan para hablar del elevado porcentaje de jóvenes que han abandonado el sistema educativo. Etiquetas que molestan y que duelen porque les hace sentir la incomprensión de una sociedad que ponen el foco en ellos. Y es que detrás de los problemas hay historias y los jóvenes necesitan contar la suya propia.
El elevado índice de fracaso escolar, que además tiene una alta incidencia en la Comunidad Valenciana con niveles superiores a la tasa media estatal y la europea, refleja, en parte, un problema en el sistema educativo. Un sistema que a pesar de los esfuerzos y las políticas integradoras, lejos de ser inclusivo, es homogeneizador y excluyente al no saber ofrecer oportunidades a un alumnado al que le cuesta lidiar con el aprendizaje memorístico.
“La sociedad es tremendamente competitiva y la educación te evalúa por un examen cuando lo debería hacer de manera más personalizada y fijándose en tu recorrido”, nos dice Mode. “Si tienes una alta capacidad de retentiva, llegas al examen y lo sueltas, pero al día siguiente no te acuerdas ni de la mitad. Es cierto que te sirve para un fin, aprobar un examen, pero luego… No creo que eso sea un buen sistema. Yo creo que debería ser algo más reflexivo y sobre todo que ellos comprendan realmente la sociedad y los valores que debemos trabajar”, añade. Valores que cada uno aplica a su experiencia, a su historia y que de alguna manera les está ayudando a redescubrirse. Porque lo que antes parecían utopías hoy son sueños alcanzables. Y porque en la vida cada uno, con su talento, tiene la capacidad de elegir su camino.
Proyectos de vida
Cinco módulos -desarrollo personal, desarrollo social, orientación profesional, preparación de la prueba de acceso a la FP de Grado Medio, y reentrada académica- conforman la estructura del JOOP. Durante este innovador itinerario que se desarrolla en sesiones diarias de cuatro horas cada día en la sede del CIAJ, los jóvenes además de trabajar el ámbito actitudinal están teniendo la oportunidad de conocer empresas y profesionales de distintos sectores, lo que les ayudará a definir qué quieren hacer en el futuro. Así, visitando espacios como el CDT, muchos han descubierto que en la restauración está su futuro laboral. Además, una vez finalizado el programa, se reunirán una vez al mes durante seis meses para compartir experiencias y ver cómo están poniendo en marcha el proyecto de vida y profesional que han construido en el JOOP.
Víctor Ferrández, concejal de Juventud, destaca la importancia de impulsar este tipo de programas con jóvenes que además sufren un índice de desempleabilidad que llega a triplicar el de otras poblaciones. “Este programa les motiva y les hace ver que hay opciones y posibilidades tanto de formación como de empleo en el municipio y cercanías. Por eso, en el programa se intenta poner todos los instrumentos que hay a su alcance, y se hace desde una manera muy novedosa. Además, si queremos romper con el desempleo estructural y la precariedad, es importante que se les motive a estudiar y formarse, y en parte el éxito de este programa es que se adapta a las inquietudes de cada uno”, añade el edil.
El éxito del programa es evidente. Este año se celebra la segunda edición y el registro de faltas corrobora que, como dice el edil, este programa es diferente. “Nos encanta venir” dice Nayara. Su madre, Vanessa, lo confirma. “Fíjate si le gusta ir que no ha faltado ni un solo día al programa. Mode es un referente para ella y nosotros estamos muy agradecidos. El cambio que ha pegado es tan evidente… Ahora está recuperando una actitud mucho más activa y está volviendo a interesarse por las cosas”.