La telemedicina es un recurso asistencial cargado de luces y sombras. El psiquiatra Vicente Elvira, que trabaja en el Hospital Universitario San Juan de Alicante, advierte que se trata de un modelo asistencial que lleva varios años funcionando, sobre todo en el ámbito privado, pero su uso en la sanidad pública ha sido escaso y no reconocido hasta el momento, que es cuando ha empezado a sonar con fuerza debido a la pandemia del coronavirus.
Hipólito y Ana, usuarios de ADIEM Sentit Fundación, han vivido en primera persona la incorporación de medios telemáticos en sus consultas.
Hipólito, que cumplirá en octubre dos años en ADIEM y asiste a los talleres todos los días de la semana, considera que la telemedicina ha dado una respuesta muy positiva a sus necesidades. “Quizás, lo único que se echa de menos es tener de frente a tu psiquiatra o a tu médico de cabecera de siempre”, aclara. Ana, por su parte, cree que las citas a distancia no son tan efectivas como el tú a tú. “La telemedicina me ha dado respuesta a las necesidades médicas en general, pero no toda la que yo quisiera. En alguna ocasión estaba esperando la llamada del médico y no se producía”.
Ella, que desde principios de año acude dos días por semana a ADIEM, señala que en psiquiatría resulta más difícil explicarse por teléfono. “Yo creo que cuesta decirle al psiquiatra cómo se encuentra una persona, entonces él no puede deducir cuál es tu estado. Sin embargo, si él estuviera delante, se daría cuenta de algunos aspectos de la enfermedad que a través del teléfono no cuentas por diferentes motivos”, explica. Aunque prefiere la atención directa con el médico, viéndose las caras uno al otro, destaca cuestiones positivas, como la agilidad en la dispensación de medicamentos. En este sentido, Hipólito, cree que la telemedicina está siendo decisiva porque evita los desplazamientos al centro de salud.
El sistema sanitario ha volcado todos sus recursos en la gestión de la crisis sanitaria, lo que ha podido repercutir en determinados pacientes, como las personas con problemas de salud mental, que requieren una continuidad en sus tratamientos y una atención más directa. “Si bien los pacientes más jóvenes se han manejado bien con los medios actuales, las generaciones más mayores no estaban familiarizadas con ellos, por lo que su atención ha sido preferentemente telefónica y esto ha resultado un problema”, apunta Elvira, quien añade que la atención telefónica ha resultado eficaz pero en algunos casos insuficiente porque la falta de medios audiovisuales en las unidades de salud mental ha impedido que la atención por videoconferencia se generalizara.
Términos como “visita virtual” o “cuidado virtual” puede que se usen para describir los servicios a partir de ahora. A Hipólito le gustaría que mejorara la relación doctor-paciente para incluir psiquiatría personalizada a través de la cámara. Ana quiere que este sistema no convierta a los pacientes en números, que el trato personal no se pierda.
Los profesionales sanitarios, por su parte, esperan que, en breve, se doten a todas las unidades de salud mental de los medios adecuados para que la telemedicina se pueda ejercer con todas las garantías.