Antoni Jakubowski
La simbiosis musical con la naturaleza hace mover mi memoria para recordar al gran compositor y ornitólogo francés Oliver Messiaen, quien en sus obras utilizó grabaciones de los cantos de diversas aves, alegando que éstas son unos fantásticos músicos y cantantes.
Era sólo mi imaginación la que me acompañó durante el traslado al Parque Doña Sinforosa, para presenciar el concierto del Cuarteto de Cuerdas de la Orquesta Sinfónica de Torrevieja.
Esperando una activa participación de los pájaros (“cantantes espontáneos”), la gran audiencia reunida en el parque pudo pasar una experiencia nueva y extraordinaria. Las aves no dejaban de acompañar a los músicos invitados; Stanislav Tkach – 1 violín, Victor Manuel Antón – 2 violín, Volodymyr Gavrishko – viola, y Rocío Pinar, cello, ni por un momento, lo que por supuesto tenía su encanto.
Al lado del templete, cuatro personalidades, aparentemente diferentes, encuentran un terreno de expresión artística común, para producir sonidos y texturas sonoras unidas en un solo conjunto armonioso, ordenado y por supuesto agradable, hermoso y simpático en percepción.
En el programa del mediodía del sábado no hubo hermosas obras completas de Haydn, Mozart o Beethoven, ya que, en el ambiente del Parque, tal vez no sonarían como deberían sonar, pero, por otro lado, también las piezas populares, bien presentadas, pueden estar clasificadas tranquilamente como música de gran valor artístico. Es verdad que, en las piezas presentadas, era imposible encontrar lugares difíciles técnicamente, pero cada una de estas melodías requiere de los músicos una gran musicalidad, sensibilidad, delicadeza, sutileza y compromiso emocional, los elementos que han sido revelados por los intérpretes plenamente.
El gran público presente seguramente encontró en el programa unas piezas conocidas y populares, ya que sería sumamente difícil no prestar atención a las melodías como “Cavalleria Rusticana”,”Memorias de África”, ”Oblivion”, ”O Sole Mio”,” La Vie en Rose” o “Yesterday”. En mi reseña quiero enfatizar únicamente el encanto por la calidad sonora del conjunto. Los músicos S. Tkach, V.M. Antón, V. Gavrishko y R. Pinar impresionaron con los sonidos como si los instrumentos de ellos estuvieran cubiertos de una gamuza fina o del terciopelo, incluso en los registros altos de los violines. Dos propinas completaron un exitoso concierto: “Por una cabeza” y una vez más “Oblivion“.
En pocas palabras, la reunión musical de otoño en el Parque Doña Sinforosa fue una excelente idea de dirección de la Sinfónica torrevejense y del presidente de la misma, sr. Pelayo Mellado. En mi modesta opinión, vale la pena continuar este tipo de conciertos en el futuro.