Antoni Jakubowski – Crítico musical
Siguiendo un ejemplo de todas las instituciones musicales del mundo, fue casi deber de nuestras agrupaciones sinfónicas torrevejenses unirse a las celebraciones del jubileo de 250 ańos de nacimiento de L. van Beethoven, para organizar conciertos con la música del gran maestro Alemán. El mes pasado, la OST inauguró su temporada de conciertos, homenajeando al Beethoven con la “Séptima Sinfonía” y ahora llegó el turno a la “hija única” de la OST, la Joven Orquesta Sinfónica de Torrevieja, que bajo la dirección del maestro Adolfo Arronis y con la participación del violinista Pablo Roca, el cual preparó, entre otras una de las obras más importantes en la literatura para el violín – el Concierto en Re-Mayor Op 61, para presentarla en el concierto doble que ofrecieron el pasado domingo en el Teatro Municipal de Torrevieja.
La Obertura “Egmont” abrió el programa. Con el gran desafío, que siempre implica interpretar la música de L.van Beethoven, los jóvenes de la orquesta ofrecieron una versión con una sonoridad, tal vez, poco modesta dramáticamente y dinámicamente no suficiente diversificada, pero a la vez con el trato de concretar honestamente todas las notas del texto musical, que de hecho no es fácil de implementar. A pesar de una plantilla orquestal reducida, ya que más de una decena de componentes no pudieron desplazarse desde la vecina Región de Murcia por las medidas restrictivas de la Covid-19, el sonido llegó a la platea con una presencia, quizás poco madura, pero muy juvenil y bastante espontánea.
No es una tarea fácil poder cumplir con la ejecución convincente de una composición tan famosa cómo el Concierto para Violín de L.van Beethoven, pero P. Roca a pesar de algunas deficiencias, de esta “batalla” salió victorioso, mostrando en el primer movimiento de la obra, una buena preparación técnica y entonación bastante correcta. El desempeño de la cadencia de Fr. Kreisler merece una distinción especial, aunque, en general, en su interpretación faltó una mirada al fondo del alma, es decir…la espiritualidad. El artista dedicó la obra a su madre que está pasando por dificultades de salud. Cómo propina, con el acompañamiento de la JOST el violinista ofreció el tango “Oblivion” de A. Piazzolla. La Orquesta dirigida por A. Arronis, a pesar de su juvenil plantilla, cumplió positivamente su tarea, aunque los acentos y matices de dinámica, tan característicos en la obra beethoveniana, podrían ser un poco más contrastantes.
El siguiente punto del programa fue la actuación a cargo de Antonio Pujol que interpretó el Concierto para Trompa del compositor austriaco O.M. Schwarz (*1967). La naturaleza melódica, el ritmo y atmósfera ambiental del contenido musical, provoca a clasificar la obra en la categoría de la banda sonora para una película. La JOST en cierto sentido se especializa en interpretaciones de este género de música, así que los componentes se sentían cómo peces en el agua y la interpretación pueden considerarse como muy exitosa. Por supuesto A. Pujol demostró muchas bellezas sonoras de este difícil instrumento. A parte del sonido de alta calidad, destacó con buena técnica y sencillez para manejar la trompa. Fue una ejecución bien construida por el solista y la orquesta, muy integrada y con una sonoridad bien empastada y brillante. Con “Summertime” de Gershwin cómo bis, el solista concluyó su actuación.
Para terminar el concierto el maestro Arronis programó una pieza de un destacado músico español – Saul Gómez, titulada “Gioia”.