Antoni Jakubowski – Crítico musical
A pesar de las dificultades que las inestabilidades de la pandemia están generando en cuanto a cambios continuos de fechas y otras restricciones, nuestra Orquesta Sinfónica de Torrevieja bajo la dirección del maestro José Francisco Sánchez, tras unos 80 días de silencio musical obligado, finalmente reanudó su actividad. Debido a la necesidad de mantener la distancia entre los músicos sobre el escenario, los melómanos no encuentran en los programas obras que requieren gran elenco de músicos, razón por la cual la dirección de la OST propone inmortales clásicos, tales como W.A. Mozart (1756 – 1791) y F. Schubert (1797 – 1828).
Indudablemente un gran imán para el público sediento de música en vivo, ha sido la posibilidad de escuchar a la fabulosa pianista invitada – Svetlana Berezhnaya, la que con la Sinfónica bajo J.F. Sánchez interpretó el Concierto para Piano No 21 en Do-Mayor de W.A. Mozart, una música increíblemente radiante y llena de positivas emociones. La ejecución de la famosa obra, levantó el ánimo del público, como consecuencia de una creación artística realmente extraordinaria. La solista demostró que en Mozart cada nota tiene su importancia y que cada nota debe ser cuidada y mimada con culto, esmero y dedicación. Una técnica fascinante, increíble selectividad y claridad en los pasajes de semicorcheas, contrastes dinámicos y enérgicos, cómo también una enorme musicalidad, son solo algunas características con las cuales S. Berezhnaya impresionó durante su ejecución. En las cadenzas se notó una gran fascinación de la artista por las sonoridades del órgano y la habilidad de improvisar. Al éxito de esta versión contribuyó el magnífico acompañamiento de la Sinfónica dirigida por J.F. Sánchez, eficaz tanto en los tuttis cómo en la colaboración con la solista, con un magnífico entendimiento. En definitiva, el público torrevejense fue testigo de una ejecución de primera categoría, tanto en concepto, cómo en realización. Lo único difícil de aceptar para mí, fue el hecho de que Berezhnaya interpretó la obra tan famosa sin haber memorizado su texto musical. Habría una circunstancia atenuante en caso de interpretar un concierto contemporáneo cómo de B. Bartok o S. Prokofiev, pero el de W.A.Mozart…? Las dos propinas funcionaron cómo otros ejemplos ajustados a su excepcional talento.
Tras la extraordinaria interpretación de Mozart, parecería difícil mantener el mismo nivel, pero lo cierto es, que la versión de la Quinta Sinfonía de F. Schubert al igual que el Concierto de Mozart contó de muchísimas virtudes. Lo que se notó a primera vista, fue el gran compromiso de la orquesta y la animosidad en comunión con la Sinfonía de Schubert. Los instrumentistas, cómo sí estuvieran alados de poder hacer contacto con la belleza de la música interpretada, transmitieron con mayor precisión todos los meandros de la obra. Por supuesto el mérito merece también director de la Sinfónica, el maestro J.F. Sánchez quien, como es habitual, contagia con gran entusiasmo su vínculo y visión a la música. Durante los cuatro movimientos de la Quinta Sinfonía de Schubert, Sánchez manipuló los tempos de manera magistral, haciendo fluir la música con una sencillez y naturalidad clásica. Del excelente nivel artístico de la Sinfónica torrevejense, el público pudo convencerse también durante la ejecución de la Obertura de G. Rossini «La Scala de Seda» como encore.
Definitivamente, por un lado me impresionó la OST con su pasión y alegría de hacer la música, por otro, poder escucharla en vivo, después de un largo tiempo de obligado ayuno musical. ¡Enhorabuena!