Siguió el oficio de su abuelo, el torrevejense “Moico el de los tostones” y de su padre “El Palomita”, tirando del carro que había visto en su casa desde el principio de sus días, ofreciendo a la clientela palomitas, coco, altramuces, almendras garrapiñadas, patatas fritas, gusanitos y toda la gama de delicias para los niños y para todos los públicos. Antonio Guillamón Buendía, que también heredó el apodo de su padre, “El Palomita”, ha fallecido en Murcia, ciudad donde se afincó su abuelo y donde nació hace 64 años, dejando un gran recuerdo entre todos quienes le conocieron y entre su clientela. Todos los años, como hacía su abuelo y su padre y gran parte de sus compradores, se trasladaban a Torrevieja para dar servicio a los veraneantes murcianos.
Las calles y sobre todo las playas de Torrevieja, han quedado huérfanas y echan de menos el estilo y el gracejo de esta saga de vendedores ambulantes, con su flamante delantal blanco y gritando sus suculentos productos. Ha tenido que ser en estos días, los más esperados del verano torrevejense y en compás de espera hacia la Feria de Septiembre de Murcia, cuando ha dicho adiós todo un personaje del paisaje urbano de Murcia y Torrevieja.
Descanse en paz Antonio “El Palomita”.