SC Torrevieja 3- 1 Racing San Miguel
Dicen que no hay peor cuña que la de la misma madera. Es un dicho que se aplica en muchos sentidos pero en lo futbolístico podríamos utilizarlo para expresar que en ocasiones los exjugadores o entrenadores de un equipo saben cómo hacer daño deportivamente al que fue su hogar en tiempos pretéritos.
Si hay una imagen que pudiera resumir el partido fue la de Cristian, anotando el 3-1 definitivo, y pidiendo simbólicamente disculpas a un equipo al que le une un intenso vínculo y con el cual cosechó un histórico ascenso a Primera Regional en 2016. Al término del encuentro también se fundió en un fraternal abrazo con los rivales.
Pero hasta que con maestría controló en el área y se preparó para fusilar en el susodicho 3-1 el partido estaba muy abierto. Tanto que el visitante O’Rourke a pase de Buján no pudo rematar de cabeza bien con la portería vacía, y el propio O’Rourke lanzó una falta que despejó providencial, incluso con el sol de cara, el meta local Ramón. En definitiva, por momentos estaba más cercano el 2-2 que el 3-1. Pero Cristian demostró que sobre el verde no puede haber amigos más que tras el pitido final y sentenció un encuentro que había comenzado con dominio del equipo salinero.
La primera ocasión fue de Lukitas, cuya internada acabó con un disparo que el meta local Pablo sacó con las piernas. En un par de ocasiones más el Torrevieja oblió a Pablo a ser el jugador más destacado del equipo sanmiguelero en los primeros compases. Y llegó un merecido premio con un tanto de Kevin, que situaba el 1-0. Pero el San Miguel sacó de centro más enchufado y en un minuto empataba ante la incredulidad de un Torrevieja que había hecho lo más difícil y se había distraído en lo más fácil.
Fue en un saque de esquina botado en corto cuando el Torrevieja supo sacar partido a la estrategia y empatar mediante Arias, hasta que se llegó al entreacto.
Lo más importante de la segunda mitad ya lo hemos narrado. Fue uno de los encuentros con más oficio del Torrevieja, que dominó en la primera parte y no falló tantas ocasiones como en otros partidos. En la segunda parte el San Miguel tuvo a su alcance el empate pero como decíamos, parece que la escuadra torrevense ha hincado codos, con esa asignatura que tenía pendiente: la de la efectividad. Y como guinda al pastel, no faltó un pase de con el hombro que causó asombro y admiración a partes iguales.
Y si de sacar conclusiones se trata, hay que apuntar que por momentos el Torrevieja trenzó muy buenas jugadas. Es una apuesta meritoria el intentar hacer un fútbol asociativo, que a veces puede salir y en otras no. De ahí el importante simbolismo para el proyecto de jugadores como el propio Cristian, uno de esos futbolistas que siempre se ofrece; suele conducir el esférico cuando es necesario y lo suelta cuando es preciso; siempre tiene un pase imposible y nunca le quema el balón en los pies. El San Miguel puede dar fe de ello, tanto antes como ahora.