“En el mejor partido partido de temporada»…de los locales. Así lo ha considerado una reseña de un club, el Orihuela Popular Deportiva, que ha creado una entidad con una considerable dimensión social que no toca analizar hoy aquí y que bien merecería un documental o película, pero que se palpa en el ambiente de sus partidos. El punto supo a momentánea ascensión a los cielos para un combativo equipo oriolano que marcha en los infiernos de la clasificación pero que se ha reforzado con un ramillete de fichajes para intentar estar a la altura de su garra e incorformismo como proyecto. Se trataba de un botín glorioso para las huestes locales, máxime cuando su entrenador, José Javier Carrillo, que extrajo petróleo sus jugadores, preguntó elocuemente al árbitro si tenía «el reloj de arena» porque ansiaba que el descuento concluyera.
Eso sí, los locales tuvieron múltiples ocasiones para ganar, pero no más que un Torrevieja, que llevó la iniciativa en muchas fases del encuentro pero que quizá no supo cambiar del todo el chip para jugar en un campo de no reducidas, sino reducidísimas dimensiones al que hay que saber adaptarse y que es igual para los dos. Para hacerse a la idea, si el Gabriel Samper, feudo torrevejense, mide unos 62 de ancho por 102 de largo, el campo de las Espeñetas, rebautizado «Francisco González Pertegal- Polín”.
Bastantes metros cuadrados menos y en la cancha a buen seguro el equipo anfitrión echó en falta el cuajo en la medular de un futbolista como Rosendo, que en su día jugó en Segunda B y de cuya aportación ya no gozan los oriolanos. No obstante, crearon mucho peligro con los incisivos Ossama y Roque. De hecho, este último aprovechó una falta en la que todo el campo esperaba el centro para sorprender con un disparo directo a la cruceta que hizo temblar la portería. Factor sorpresa estrechamente relacionado con las mencionadas dimensiones del campo, y también con la humedad e incluso la neblina, que recordó la atmósfera de los campos norteños, envolviendo el choque con el imponente perfil de la Sierra de Orihuela y la Cruz de la Muela completando el escenario. El balón salía disparado tanto de las botas de los jugadores como del caucho de la superficie, propiciando un choque de auténtico vértigo y de constantes alternativas.
Como exponíamos, el Torrevieja intentó llevar la iniciativa y no sumirse a la desesperada en el juego directo que tarde o temprano gobernaría la contienda. El ligero dominio dio resultado con varias llegadas hasta que finalmente un disparo de Cases en el minuto 35 propició una pena máxima en el área del Orihuela al decretar manos el colegiado. Lo convirtió Gonzalo y al descanso se llegaba con una ventaja forastera de 0-1 que suponía un alivio para un Torrevieja que sufría un lastre en forma de lesiones como la de Adrián Ortiz o jugadores que no estaban al 100% tales como Burguillos, que ni siquiera pudo jugar, así como varios tocados. De hecho, por mencionar sólo uno, Gonzalo apenas pudo jugar ya en la segunda parte.
A toro pasado, cabe preguntarse si un Torrevieja más entero físicamente hubiera intentado cortocircuitar con una presión algo adelantada el juego directo del Orihuela en la segunda mitad. Lo cierto es que poco a poco los visitantes estaban más «aculados» de lo deseable mientras que su técnico Carlos Pérez se desgañitaba para que sus jugadores salieran de la cueva, al menos en las jugadas a balón parado. Y en el intercambio de golpes futbolísticos hubo de todo. Ocasiones para los dos equipos, los dos técnicos, que no podían evitar meterse dentro de la cancha para dar instrucciones, e incluso algún que otro golpe real porque al fin y a la postre cada balón se disputaba como si fuera el último. De hecho, se registró un expulsado en cada bando. El del Orihuela, Cristian, al ser cazado por el árbitro en una picardía, mientras que Sami pagó los platos rotos al ser el último defensa en una contra local. Los seguidores del Orihuela, uno de sus patrimonios, no dejaban de apretar y cantar hasta que finalmente la presión local, en una acción en la que se protestó posible falta a Kevin, originó la situación del tanto del empate firmado por Roque en el 86. Tras la enorme algarabía, el Orihuela tuvo un par de acercamientos que le hubieran dado los tres puntos pero no acertó. Asimismo, por parte torrevejense, Liam malogró un disparo cruzado y Cases envió fuera una chilena por poco en la última acción del partido.
Tras los resultados de la jornada, el SC Torrevieja logra mantenerse aferrado a la segunda plaza aunque pierde dos puntos con respecto al liderato.