Algorfa 2 – SC Torrevieja 4
Los salineros son el único equipo que ha sido capaz de encadenar cinco victorias consecutivas en las últimas jornadas, y demuestran así buenos mimbres para soñar en el futuro.
A pesar del sofocante calor del choque, los salineros no perdieron la cara al partido. Tocaban y tocaban pero con espesura, ante un rival bien posicionado. Pero no perder la convicción llevó al propio Lucas Góngora a profundizar y servir para que Hucha se revolviera en el área y firmara el psicológico 1-1 antes de ir a la caseta.
En la reanudación el Torrevieja se soltó, y si bien el meta visitante Ramón tuvo que aparecer en una parada fundamental, el Algorfa no pudo mantener el ritmo de la primera parte. La salida al campo de Gonzalo fue determinante, pues bajó a recoger muchos balones al centro del campo y comenzó a abrir huecos a su antojo.
Fredrik inventó un taconazo que pareció agonizar sobre el césped artificial ante el implacable mercurio, pero la carrera de Salva se adelantó a la defensa y resucitó el esférico parar servir al propio Gonzalo. La remontada se había consumado.
Demasiado bonito para ser verdad. En un estudiado saque de banda a la altura del banquillo local, el Algorfa peinaba al área y Pastor remachaba adelantándose a la defensa. Entre sudor y sudor derrochado para remontar, quizá faltó una pizca de concentración en ese momento clave. Pero la unión del Torrevieja fue digna de elogio en las malas y en las buenas. La defensa continuó achicando balones y sacando el esférico con personalidad, y pronto Hucha volvió a poner la directa. Un rechace fue convertido por Ángel y nuevamente el equipo era una piña. Así, sí.
El Algorfa prácticamente ya no dio noticias de peligro ante un Torrevieja que llegó muy entero a la recta final. Tanto que un despeje de la zaga visitante fue repelido dos veces por Manu Paredes hasta llegar nuevamente a Hucha. Gonzalo, con las baterías repletas, fue acompañándole en la carrera y dándole la opción necesaria para que Hucha pudiera recortar al portero y desahogar la rabia contenida disparando cual cowboy en el Oeste.
El Torrevieja no derrochó sangre, pero sí hectolitros de sudor y ni una lágrima. Una victoria que asegura matemáticamente el subcampeonato.