El Grupo de Rescate del Consorcio de Bomberos de la Diputación de Alicante que viajó a Turquía el pasado 8 de febrero para colaborar en las tareas de ayuda y búsqueda de víctimas regresó el pasado 15 de febrero a la provincia. Después de aterrizar en el Aeropuerto de Valencia, el dispositivo, compuesto por siete efectivos con gran experiencia en este tipo de emergencias y tres perros, llegó al Parque de Benidorm y, posteriormente, al de Sant Vicent del Raspeig, donde fueron recibidos con aplausos por compañeros y familiares.
El contingente, que llegó a trabajar hasta veinte horas al día, actuó en diversos puntos del país, como Adana o Antioquia, en función de las indicaciones y necesidades trasladadas por las autoridades turcas. Los bomberos realizaron tareas de búsqueda de víctimas en más de medio centenar de edificios, aunque finalmente no pudieron rescatar a ninguna persona con vida.
El diputado responsable del área, Javier Sendra, explicó que, a pesar de que no han encontrado supervivientes, el equipo ha realizado una “encomiable labor”, apoyando en las tareas de desescombro y recuperación de cuerpos. En este sentido, Sendra destacó el gran esfuerzo físico y psicológico realizado por los bomberos, “ya que nunca se habían enfrentado a una tragedia tan dantesca como esta”.
El grupo desplegado en Turquía, que viajó junto a miembros de la asociación humanitaria USAR 13, trabajó durante estos días en unas condiciones extremas, no solo por las duras condiciones climatológicas sino también por el gran nivel de devastación. “Ha sido el peor escenario en el que hemos estado”, señaló el jefe del Grupo de Rescate del Consorcio Provincial, Salvador Luque, quien, por otra parte, resaltó la hospitalidad y el agradecimiento del pueblo turco.
Finalmente, el diputado agradeció el “gran servicio” prestado por los profesionales de la Diputación de Alicante. “Es un orgullo contar en nuestra provincia con un equipo de profesionales como el nuestro, dispuesto a movilizarse y ayudar ante cualquier catástrofe”, concluyó.
Entrevista a Carlos Martínez Martínez, bombero y guía canino del Parque de Torrevieja
“Fueron los siete días más duros de mi vida a todos los niveles”
Carlos Martínez Martínez, de 34 años, es uno de los bomberos del Consorcio provincial y, en concreto, del parque de Bomberos de Torrevieja, que viajó hasta Turquía para ayudar en las labores de rescate tras los terremotos que devastaron la zona. Carlos, que también es guía canino, se desplazó acompañado de Kuma, un border collie de cuatro años y medio adiestrado para encontrar a personas vivas. Kuma es el perro familiar y vive con él las 24 horas del día. “El vínculo que tienes con el animal es lo que más hace al final, aparte del trabajo”. Con tan solo 3 meses su pareja empezó a entrenarlo en un campo especializado en La Nucía, y luego se sumó Carlos y se hizo guía canino.
Hasta el momento Carlos, que lleva casi 12 años como bombero en Torrevieja, solo había participado en búsquedas en montes y zonas rurales. Su vocación de servicio público le llevó a sumarse a las tareas de búsqueda en el territorio turco asolado por los seísmos. “No es fácil tomar la decisión porque no sabes lo que te vas a encontrar, son circunstancias muy difíciles. Es mucha responsabilidad y presión porque no quieres fallar. Eso al final es lo que acaba pasando factura”.
Carlos dice que fueron “los siete días más duros de mi vida a todos los niveles”, tanto por las condiciones físicas como psicológicas. “Es difícil, son circunstancias muy complicadas, y vas luchando contra adversidades, porque nada te viene bien dado”. Pese a que no encontraron supervivientes, colaboraron en las tareas de desescombro y recuperación de cuerpos. “Estamos muy contentos, hicimos lo que pudimos, pero se queda la espinita de que no logramos sacar a nadie vivo”. También es cierto que en una zona tan grande “las probabilidades de encontrar a alguien con vida son pequeñas”.
Durante su misión, un comandante les llevaba a los sitios y también eran reclamados por personas que buscaban a sus familiares. “Al ser nueve teníamos una movilidad fácil, teníamos un camión de los militares asignado y nos movíamos por la ciudad con relativa facilidad. Hemos podido cubrir una zona bastante grande”.
La experiencia ha sido dura e intensa. “Hace una semana que volví y no me siento todavía recuperado del todo, hemos dormido poco y teníamos mucha presión. Ojalá hubiéramos terminado con el broche de oro de poder sacar a alguien vivo, pero eso no empaña tampoco el trabajo que hemos hecho”.
El bombero agradece que lo llamaran para esta misión, especialmente por su dedicación al mundo del salvamento y rescate, aunque destaca que sus compañeros “tienen capacidad de sobra”. Por último, se muestra muy contento del trato del pueblo y del gobierno turco.