Hay una arquitectura que te invita a reflexionar y te demuestra que esta disciplina puede desarrollarse desde un paradigma sostenible en el que la población y las instituciones coparticipen. Porque hay una arquitectura que también defiende el derecho a la vivienda en un modelo de sostenibilidad económica, ambiental y social, y se llama arquitectura consciente.
La exposición itinerante ‘Arquitectura Consciente (Arquitectura Sin Fronteras)’ se inauguró el pasado lunes en el Casino de Torrevieja, donde se podrá visitar hasta el 7 de octubre, y desde el 8 de octubre hasta el 8 de noviembre la muestra estará en el Centro Cultural Virgen del Carmen. La exposición recorre los 25 años de historia de la ONG Arquitectura Sin Fronteras a través de la labor que la organización desarrolla en más de 30 países en áreas como las infraestructuras educativas y sanitarias o en proyectos participativos que implican el empoderamiento de la población.
Proyectos en nuestro entorno
La mesa redonda “Experiencias en proyectos de hábitat II: Vega Baja y Región de Murcia” dio inicio a la exposición. Coincidiendo con el Día Mundial de la Arquitectura, cuatro ponentes expusieron algunos proyectos que se han desarrollado en entornos cercanos y vulnerables -social o paisajísticamente-. José Francisco García expuso la iniciativa de asesoramiento legal que la ONG Arquitectura Sin Fronteras ha desarrollado en el barrio de Los Mateos en Cartagena; Ester Mellado explicó los talleres infantiles que se realizaron en las cuevas de San Miguel de Salinas para concienciar de la importancia de las construcciones tradicionales; Victoria Bernicola exhibió su proyecto de turismo responsable en el Parque Natural de La Mata en Torrevieja; y la edil del Ayuntamiento de Orihuela Mar Ezcurra expuso Los Murales de San Isidro de Orihuela en los que se rinde homenaje al poeta Miguel Hernández.
Victoria Bernicola conoce el Parque Natural de La Mata desde muy pequeña. Es un paisaje de su vida, de su infancia junto a su abuelo, y decidió dedicar su proyecto final de carrera a este lugar que define como “único y diferenciador”. “Nos dieron la oportunidad de hacer lo que quisiéramos y siempre me había interesado la interacción de la arquitectura en el paisaje. Entonces leí en un libro que las viñas de La Mata eran las únicas que habían sobrevivido a la epidemia de filoxera de principios del S.XX y pensé que ese dato se desconocía”.
El proyecto de Victoria pone en valor la estructura de viñedos existente y propone una arquitectura acorde e integrada en el paisaje. En él se incluye un programa de vinificación y la creación de aulas y talleres que formen futuros viticultores y palíen la falta de relevo generacional “para que esa esencia de La Mata, como pedanía de vinateros y viñedos, no se pierda”. El proyecto incluye también un restaurante y un programa de vinoterapia en el que se aprovechen los desechos del vino y se impulse un turismo complementario que permita garantizar la sostenibilidad de la actividad. “Tendríamos que educar, informar, orientar y difundir lo que hay y lo que tenemos. Eso ayudaría a que la gente valore sus paisajes y los ponga en valor”, afirma. Con este proyecto Victoria ganó el primer accésit en el Concurso Nacional Iberflora en la categoría de Arquitectura y Paisaje.