La última lección de Bob Dylan

Jueves 15 de junio de 2023: Bob Dylan pasa por Alicante en su gira por España. Plaza de toros, tendido 1. Antes de entrar tenemos que introducir nuestro teléfono en una bolsa que, precintada con un cierre de seguridad, impide que nos pongamos a grabar o a hacer fotos una vez dentro. En un mundo digitalizado y esclavo de la imagen, está claro que el bardo de Duluth nos quiere lanzar un mensaje: abrid bien los ojos, los oídos, y recordad para siempre este momento que ahora mismo estáis a punto de contemplar.

            En mi asiento, uno a uno, se van sentando todos mis yoes. El chico que, con 14 años, encontró en su casa una cinta del “Street Legal” y descubrió todo un mundo; el joven de 16 años que se compró el vhs del concierto en la MTV y el cd del que acaso sea uno de los discos capitales de Dylan: “Oh, Mercy”; el joven enamorado que recibe en su 18 cumpleaños, de mano de su novia, un poster del concierto en London 1966 en un bellísimo blanco y negro. Un poster que estuvo colgado en la pared de la habitación hasta que ese joven, muchos años después, se casó con la chica que se lo había regalado; el hombre que crece y madura y camina con la banda sonora de la discografía de un genio al que cada vez conoce más, como ese viejo amigo que sabemos que en cualquier momento podemos contar con él aunque llevemos mucho tiempo sin verlo; el padre que pone las primeras canciones de Dylan a su hija, no tanto para que le guste como para que, simplemente, le acompañe en su crecimiento y en sus futuros recuerdos. Todos esos yoes, como digo, fueron tomando asiento en el tendido 1 de la plaza de toros de Alicante, jueves 15 de junio de 2023, para, de algún modo, saldar una cuenta pendiente. “Contengo multitudes”, entona Dylan apropiándose de un verso inmortal de Walt Whitman.

            Sobriedad en el escenario, que se convierte en una suerte de cápsula que encierra en su interior todas las esencias de un tipo de música cada vez más minoritario. Unos músicos que basan su conjunción en una complicidad conseguida a base de horas de ensayos. Una lista de canciones compuesta, en un porcentaje muy alto, por el último disco de estudio, “Rough and Rowdy Ways”, una obra de matices y sonidos envolventes, con letras llenas de referencias literarias (William Blake, Whitman,). También sonó algún que otro clásico, como una deconstrucción del “I´ll Be your Baby, Tonight” o una soberbia “Gotta Serve Somebody”, de su época clave en la que se convirtió al cristianismo. Casi dos horas en las que uno sólo tenía que estar pendiente del escenario, de ese hombre que tocaba el piano y terminaba su concierto con una suerte de salmo, entonando “Every Gray of Sand”, donde nos susurra: “Hay una voz moribunda dentro de mí…”. Y todo eso sin pantallas, ni fotos, ni flashes. Sólo nuestra mirada y nuestra memoria. La última lección de Bob Dylan.