19 de octubre: Día Mundial contra el Cáncer de Mama

Las voces del cáncer

Cada 19 de octubre el mundo pone su mirada en el cáncer de mama. Es un día para visibilizar, para concienciar, pero también para celebrar la supervivencia, porque aunque la palabra cáncer puede generar muchos sentimientos, hoy la tasa de recuperación supera el 80%. Dicen las estadísticas que una de cada ocho mujeres tendremos cáncer de mama, y permítannos que hablemos en primera persona, incluyéndonos, porque la mayor parte del equipo de este Semanario somos mujeres. En España cada año se diagnostican 27.000 nuevos casos de esta enfermedad que, por suerte, en la actualidad viene acompañada de un mensaje esperanzador: del cáncer de mama se sale.

Juan Carlos Toral, jefe de Oncología del Hospital Universitario de Torrevieja
“La oncología española y los tratamientos son de vanguardia”

Natural de Sevilla, Juan Carlos Toral llegó al Hospital de Torrevieja cuando se abrió, hace ya doce años. Después de trabajar un tiempo en la investigación, hoy ocupa la jefatura del servicio de Oncología del hospital. Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer de Mama, esta semana hemos conversado con él para saber un poco más sobre esta enfermedad en la que está especializado.

Vista Alegre – Se habla mucho de prevención en otras enfermedades, ¿en el cáncer podemos usar esa palabra?
Juan Carlos Toral – Podemos hablar de prevención y no solamente por métodos radiológicos. Hay una forma de prevención que son los métodos naturales. La vida sana, dejar el tabaco y los tóxicos o controlar la obesidad son métodos que dependen de nosotros y que van a disminuir la tasa de incidencia de cáncer en un alto porcentaje. El ejercicio físico también es importante; en el cáncer de mama estamos asistiendo a una campaña pública para favorecer que los pacientes hagan ejercicio físico porque sabemos que eso va a ayudar. En el ejercicio físico hablamos no solamente de disminuir la incidencia de cáncer sino también como copartícipe de algunos tratamientos oncológicos.
V.A. – ¿Qué causa el cáncer de mama, genética, hábitos de vida o una mezcla de los dos?
J.C.- Es una enfermedad multifactorial en la que influyen aspectos genéticos, hormonales, la edad… Hoy día sabemos que entre un 80 y un 90 % de los pacientes con cáncer de mama sobrevive a los 5 años de seguimiento. Pero hay un porcentaje, algo más del 10 %, que se nos escapa y recae o desarrolla metástasis. El cáncer de mama es diferente de un paciente a otro y tiene un comportamiento distinto. Actualmente hay investigaciones y nuevos medicamentos que se han elaborado específicamente para algunos típicos de cáncer y la investigación se está focalizando en ese subgrupo, el triple negativo, que tiene un alto riesgo de recaer. Hay investigaciones dentro del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama, al que pertenece el Hospital Universitario de Torrevieja, sobre cómo puede influir el ejercicio físico en esas pacientes; es muy interesante que no solo se hable de nuevos tratamientos sino de nuevas técnicas que intentan disminuir las recaídas.
V.A. – ¿Cuándo se deben empezar las pruebas diagnósticas?
J.C. – Lo primero que hay que hacer es aprender a autoexplorarse las mamas, eso es muy importante. He conocido a muchas mujeres que no son capaces de hacerlo porque les da miedo; eso hay que dismitificarlo.
V.A.- ¿Qué síntomas debemos tener en cuenta y pueden alertarnos de que algo no va bien?
J.C.T.- Un dolor mamario continuado que no pasa y que no coincide con la menstruación, un enrojecimiento de la piel de la mama, una secreción hemorrágica continuada en el pezón, un nódulo mamario que persiste en el tiempo y que no se mueve, o algún ganglio axilar son indicadores para ir a nuestro médico de atención primaria o ginecólogo.
V.A. – ¿Cuál es el mejor método de detección?
J.C.T.- Muchas pacientes creen que el método ecográfico es mejor que el mamográfico, pero la mamografía es mejor para hacer un diagnóstico de cáncer porque permite visualizar microcalcificaciones que nos pueden hacer sospechar que hay un tumor. La eco es siempre un método complementario, aunque en una mujer joven una mamografía de inicio no deba hacerse.
V.A. – Has hablado de más de un 80 % que no recae a los cinco años. ¿Esto ha cambiado desde que empezaste a ejercer hace más de veinte años?
J.C.T. – Muchísimo. Antes teníamos mamógrafos que no eran digitales, había mucha mastectomía y se quitaban todos los ganglios axilares. Hoy en día hacemos tratamientos conservadores como lumpectomía y con la técnica del ganglio centinela minimizamos el número de ganglios que se quita a una paciente. Esto también nos ha permitido disminuir la tasa de linfedemas. Por otro lado, hace 20 años la mayoría era tratada con quimioterapia y, con determinadas pruebas, sabemos qué pacientes no precisan quimioterapia. Además, asistimos a tratamientos de última generación que nos permiten esa tasa de control de la enfermedad.
V.A.- Esto nos permite dar un mensaje positivo y muy esperanzador.
J.C.T.- Por supuesto que sí y lo vamos a seguir dando. Nos tenemos que focalizar en controlar ese porcentaje de pacientes que se nos está escapando.
V.A. – Ahora que estamos hablado de avances en tratamiento y a raíz de una polémica que surgió hace unos días cuando una figura pública dio a entender que en EEUU había mejores atenciones para el cáncer, la pregunta es: ¿tienen nuestros tratamientos algo que envidiarle a los de otros países?
J.C.T.- Estamos incluso mejor porque no hay que olvidar que nuestra asistencia es pública y universal, y eso nos diferencia de otros países como EEUU. La oncología española y los tratamientos son de vanguardia y estamos incluidos en grupos internacionales de investigación. Antes incluso de que sean aprobados algunos tratamientos por la Agencia Española del Medicamento, muchos de nuestros pacientes ya están siendo tratados por esos nuevos medicamentos en ensayos clínicos. La investigación en oncología en España y la asistencia sanitaria no tienen nada que envidiarle a la estadounidense.

Manuela Osuna y Paqui Parra son, además de concejalas del Ayuntamiento de Torrevieja, dos supervivientes del cáncer de mama. Hoy nos hablan de la enfermedad a través de distintos momentos.

El principio

Manuela: Un día estaba en la ducha y me di cuenta de que tenía unos bultos que no eran normales. Fui al ginecólogo y me lo confirmaron, pero yo ya tenía la sensación de que lo que me había notado no era normal. Fue en junio del año pasado, en 2017.

Paqui: Yo el 27 de agosto de 2012, en un día de esos en los que vas muy rápido haciendo todo, me noté por la tarde un bulto en la mama izquierda. A la mañana siguiente me fui al hospital.

Los primeros sentimientos

Manuela: Mi familia fue lo primero que me vino a la cabeza cuando el ginecólogo me confirmó que tenía cáncer. Mi nieto de cuatro años había fallecido un año antes y me preocupaba hacer pasar a mis hijos otra vez por una situación tan dolorosa.

Paqui: Cuando me noté el bulto mentalmente dejé un poco de margen a que no fuera un cáncer, pero las pruebas diagnósticas, primero la mamografía y luego biopsia… el camino creo que me fue preparando. Siempre te queda el ¿y por qué va a ser a mí? El miedo aparece, pero estuve muy bien tratada por los médicos y ellos me calmaron y transmitieron que todo era solucionable.

Manuela: A mí la verdad es que la enfermedad en sí no me daba miedo y me lo tomé como una enfermedad más, pero en mi familia lloraron mucho, mi nuera especialmente.

Paqui: Yo sí lloré, lloré mucho, pero al apoyo de mi familia y el de mis hijos fue mi sustento. Había que normalizar la situación y lo podíamos tomar como que un cáncer te mata o como que la vida sigue igual y hay que hacerle frente. De ahí salieron mis dos hijos hechos una piedra. Mi hija tenía 15 años y era ella la que me curaba los puntos.

Manuela: No hay que tenerle miedo a una enfermedad, se llame como se llame. Eso es ponerte la zancadilla. Se le puede tener respeto, miedo nunca.

El tratamiento

Paqui: Yo ya tenía afectados varios ganglios y en mi caso había que seguir un protocolo con ocho sesiones de quimio antes de la cirugía. Me hicieron una mastectomía radical y en el mismo quirófano me pusieron un expansor para salir ya con mama. Luego me dieron 35 sesiones de radio.

Manuela: Ahora voy a revisión cada tres meses, pero estuve seis meses con quimio preventiva. Tuve la suerte de que la enfermedad no me tocó los ganglios y se cogió a tiempo, y ahora tomo una pastilla diaria. Lo momentos de tratamiento son duros, en mi caso la quimio me sentaba fatal.

Paqui: Como dice Manuela, la quimio afecta, pero en mi caso mis días eran muy normales e intentaba estar muy activa, aunque luego la situación se complicó. Me echaron del trabajo tres días después de informarles de que tenía cáncer, pero denuncié a la empresa y gané. Todo eso hay que llevarlo y sufrirlo, pero no soy de las que peor lo ha pasado. El tratamiento te cambia pero tu mente se adecúa. Es cuestión de sentir que sales de ahí.

Otra lectura

Manuela: Después de esto aprendes que la vida la tienes que vivir de otra manera. Te han puesto una prueba y la vida te ha cambiado, y creo que por regla general para bien. Esta enfermedad te enseña a ver la vida con más ilusión.

Paqui: Desde luego, es un punto de inflexión en la vida. Son sentimientos, emociones y adecuar la mente a una situación más radical de lo que cualquier persona pueda vivir. Yo siento que generas mucha más empatía, más generosidad. Cuando alguien te dice que tiene un cáncer, sabes por lo que está pasando y yo creo de verdad que tu mente cambia.

Manuela: Esta enfermedad te humaniza.

Paqui: Sí, hay un cambio de actitud que te hace valorar los pequeños momentos de la vida.

Un mensaje para ellas

Paqui: A las mujeres que estén pasándolo ahora decirles que el miedo te paraliza y lo importante es avanzar. Que le den importancia a su día a día, que se vuelquen en naturalizar la situación y que tomen conciencia de todo lo que se está haciendo en investigación. De todo se sale y aunque los miedos por supuesto que existen, te coges el miedo, lo echas en el bolso y te vas a la calle.

Manuela. A mí me gustaría decirles a las mujeres que se reconozcan y que, como dice Paqui, que no tengan miedo. Si nosotras y otras miles de mujeres hemos podido, ellas también. La vida, venga como venga, hay que vivirla sin miedos.