Esta noche apenas he dormido,
mi sueño no podía conciliar,
pensando en esta amiga tan querida
a la que Nuestro Supremo Hacedor
ha ordenado marchar
para que habite en su GLORIA,
para que repose en su PAZ,
como hace con esos seres buenos, queridos,
que dejan una profunda huella
que nada ni nadie puede borrar.
Todo, todo en esta vida
es efímero y es fugaz,
todo cuanto nace muere,
todo lo que florece marchita,
y así se nos fue nuestra amiga,
de repente, de forma inaudita,
aunque a muchos nos parezca
que es una mala pesadilla.
Ya que los designios del Señor
son siempre inescrutables,
nadie los puede descifrar,
Él tendrá sus motivos
y sabrá por qué y cómo
esta madre, esta esposa
ahora para siempre se marcha
a esa otra nueva vida,
donde todos nos reuniremos
de un modo singular.
Por ello forjo este sencillo poema
que brota del fondo del alma,
de lo más profundo de mi corazón,
para darle mi despedida,
para ofrecerle mi último adiós.
Hasta siempre, mi querida INMA,
que Dios te acoja en su GLORIA,
que Él te ampare en su PAZ,
y allá en lo alto del Cielo
entre nubes de terciopelo
un cortejo de ángeles buenos
proclame por todos los rincones
para siempre tu ETERNIDAD.
Pero aunque tú te hayas ido
y nadie te pueda acompañar,
tu recuerdo y tu semblante más querido
en todos nosotros para siempre vivirán.
Paco Soribella López