Si aceptamos con cierta normalidad la existencia de personas muy buenas, ¿por qué nos cuesta tanto aceptar la existencia de personas muy malas? Con estas últimas intentamos buscar una explicación, una razón que nos haga entendible esa conducta negativa. El mal es una realidad que campa a sus anchas y que no admite más justificación que su propia realidad.
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Escuchando el último disco de Paul Simon, que lleva por título Seven Psalms y que no deja de ser eso: siete canciones (salmos) profundamente espirituales que suenan a despedida; 33 minutos en una sola pista de sonido, en continuidad, como un flujo que no deja de sonar incluso cuando ya no está sonando. Un disco que comienza con el sonido de unas campanas y termina con la palabra “Amén”. Un regalo.
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Buscando un ensayo de Emerson entre los muchos libros que tengo en casa de este maravilloso escritor/pensador norteamericano. Como suele sucederme lo encuentro llenos de notas y subrayados; huellas de muchas lecturas y relecturas. Leer a ciertos autores, Ralph Waldo Emerson, Samuel Johnson, José Jiménez Lozano, Julián Marías, María Zambrano y algunos más, es como mantener una grata conversación con viejos amigos.
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Esos bruscos cambios de tiempo: del sol más impensable y el cielo despejado al viento más inmisericorde y el cielo cuajado de nubes negras. El tiempo como el ánimo; a ratos luminoso, a ratos sombrío… mas siempre presente.
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Escribir para poder dialogar… con uno mismo.
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Cada Miércoles de Ceniza es una oportunidad, un regalo, pero también una nueva exigencia, un mayor reto. Cada Miércoles de Ceniza se nos entrega un espejo y la posibilidad de reconstruir todo lo que nos devuelve nuestra imagen reflejada y no nos gusta…y no gusta a Dios.
(Como todos los años, además, relectura del poema de T.S.Eliot… que recito como una oración)
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Uno no debe acercarse a Cristo porque se crea mejor que los demás, sino precisamente porque se sabe el peor de todos, el más necesitado de ayuda y de redención.
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La alegría de un día de lluvia. Eso lo dice todo.
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La frase con la que Hermann Hesse abre el capítulo 8 de su primera novela, Peter Camenzind (1904): “Siempre fue mi destino recibir de la vida y de mis amigos mucho más de lo que yo podía darles”. Cuando uno consigue darse cuenta de eso está en disposición de vivir su vida con la actitud que todo regalo merece.
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Miro los ocho tomos de los Sermones Parroquiales de San John Henry Newman. En una larga e incierta noche de hospital, hace ya algunos meses, prometí leer todos los tomos, en riguroso orden cronológico, sin prisa pero sin pausa, como una muestra de agradecimiento si todo salía bien. Las promesas hay que cumplirlas, y la Cuaresma puede ser un buen momento para comenzar su cumplimiento.
Marco Antonio Torres Mazón