Entrevista con Diego de la Torre Martínez, autor del cuento «Vuela Alma, vuela» dedicado a una niña torrevejense afectada por la enfermedad de Duchenne

«Sin la gente no hay solidaridad posible»

«Vuela Alma, vuela» es el título del cuento escrito por Diego de la Torre Martínez y dedicado a Alma, una niña torrevejense afectada por la enfermedad de Duchenne. Diego Forma parte de la empresa Agamed que ha apoyado la creación de esta publicación que trata de recrear como Alma se enfrenta a la citada enfermedad, catalogada como de las «raras». Precisamente la mamá de Alma, María Bernabéu igualmente forma parte de Agamed como anteriormente también lo hizo su madre y abuela de la niña. En la empresa del ciclo integral del agua de Torrevieja han mostrado una sensibilidad absoluta con este proyecto y de hecho estuvieron presentes en la presentación celebrada en el Real Club Náutico, el gerente, Jorge Ballesta y la gerente adjunta, Gemma Cruz. La representación municipal también fue amplia, encabezada por la vicealcaldesa, Rosario Martínez y el concejal de Cultura, José Antonio Quesada. Todo lo recaudado con la venta de este precioso cuento que está ilustrado por Victoria de Arce Guerrero, irá a parar a la asociación de Duchenne de España. 

Hemos conversado con Diego de la Torre, autor de «Vuela Alma, vuela» que cuando conoció el caso de la niña, enseguida sintió el deseo de poder aportar su granito de arena y así lo ha hecho con este cuento que significa su primera publicación, en la que se ha implicado con su creatividad y también desde la parte material.

VISTA ALEGRE-  Han pasado ya unas semanas desde la presentación de este cuento tan especial. ¿Que sensaciones te quedan de instantes tan emocionantes?

 DIEGO DE LA TORRE – Pues, sinceramente, aún permanece en mí la sensación y la satisfacción personal de haber culminado este proyecto, de haberle dado la visibilidad que creo que merece, al menos, dentro de la sociedad torrevejense. Eso sí, en ningún caso tengo la sensación de que esto haya acabado, todo lo contrario. La presentación de esta obra no es más que la segunda etapa de una larga «carrera solidaria» que  empezó con la publicación de la misma hace unos meses, y que pretende ganar el premio final de conseguir que muchísima gente conozca a Alma y la enfermedad que padece.

V.A. – Aunque no era la primera vez que escribías, si ha sido tu primera publicación. ¿ Inolvidable, especial…?

de la T – Lamentablemente, he de reconocer que no guardo un recuerdo del todo especial sobre el proceso de publicación de la obra. Diría, que sin duda, hay más sombras que luces. Altibajos y sensaciones encontradas fueron mis inseparables compañeros de viaje durante la etapa de diseño y maquetación, que aunque se fueron solventando por parte de la editorial hasta alcanzar un resultado más que satisfactorio, consiguieron elevar sobremanera mi nivel de desesperación. Aunque esto no es nada para lo que fue la fase en la que se tenía que fijar el precio de venta al público del libro. En esta   fase, es cuando desaparece cualquier atisbo de solidaridad, si es que algún día lo hubo, por parte de la editorial y se entra en la fría y cruda realidad de las cifras, del puro negocio.  Por suerte, esa etapa terminó y ahora estoy disfrutando de la mejor parte una vez que la obra ha visto la luz.

V.A. – ¿Cómo surgió «Vuela Alma, vuela» en el seno de Agamed?

de la T. – Desde el primer momento en que pensé en este proyecto, tuve claro que no podía ser sólo mío, que tenía que involucrar a la empresa, Agamed, porque si la niña afectada por esta enfermedad es hija de una compañera de trabajo, su problema también tenía que ser nuestro. Es verdad que no en la misma dimensión, pero si para hacerle saber que a su lado estábamos todos, cada uno de una manera y aportando lo que pudiera, pero todos, como una familia que somos, como una gran empresa que no descuida su responsabilidad social, en especial, con sus trabajadores.

La respuesta de Agamed, tanto de Jorge Ballesta como de Gemma Cruz, fue, desde el primer momento positiva, queriendo colaborar en lo económico y haciendo valer su privilegiada posición social en la ciudad para servir de altavoz para que esta bonita iniciativa llegase a donde yo sólo no habría sido capaz.

 V.A. – Gracias a este libro habrá habido gente que ha descubierto la enfermedad de Duchenne. Imaginamos que es una doble satisfacción.        

de la T. –  Pues si, ése era uno de los fines principales de esta iniciativa solidaria, junto, claro está, con el de recaudar fondos para la investigación de esta enfermedad. Sin la gente no hay solidaridad posible, ni para  este ni para ningún otro proyecto, y que estemos sumando cada día más personas interesadas en colaborar y conocer la enfermedad que tiene una niña de esta ciudad, es una satisfacción enorme para un                         proyecto humilde como este, pero que sigue creciendo poco a poco.

Como comenté en la presentación del libro, hemos puesto en marcha una «cadena de favores» e invitamos a todo el mundo a que participe en ella y haga que crezca y que no pare nunca. Los niños y niñas   afectados por la distrofia muscular de Duchenne se lo merecen.

 

V.A.  – ¿Habrá siguiente libro?

de la T:  Pues así lo espero. De hecho, ya está terminado, aunque sigue en el «taller» esperando su momento. Es un cuento navideño de los de antes, de los de toda la vida, que me apetece mucho que vea la luz porque creo que la navidad hace mucho tiempo que no es lo que debería ser, y pienso que estaría muy bien llevar a los niños de ahora un mensaje diferente. Aunque, como en otros proyectos que                     tengo pendientes de sacar a la luz, me encuentro con la dificultad que debe tener todo escritor dedicado a la literatura infantil o juvenil, las ilustraciones. Y este cuento está terminado pero sin ilustrar, es decir, le falta el corazón, y esto hace que, seguramente, se vaya a retrasar más tiempo del que yo quisiera porque esa parte tan esencial de una obra ya no está en mis manos. Porque como siempre digo, un cuento sin ilustraciones es un cuento sin vida.

V.A. – Muchísimas gracias y enhorabuena por esta iniciativa que despierta la comprensión de un problema tan real como cercano.