La Compañía de la Guardia Civil de Torrevieja celebró como es tradicional el pasado día 12 de octubre a su patrona la Virgen del Pilar. Lo hizo con la misa que tuvo lugar en la Parroquia de la Inmaculada, oficiada por el párroco, José Antonio Gea y el Diácono, Fernando Galvañ. El alcalde de la ciudad, Eduardo Dolón y una nutrida representación de la corporación municipal, así como la Reina de la Sal, Mireya Hernández y Damas, Paula García y Beatriz Cerdá, acompañaron a todos los integrantes del Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil en Torrevieja, encabezado por el Teniente Coronel, Santos Buendía. También estuvieron la juez decana del Partido Judicial de Torrevieja, Juana López Hoyos y el fiscal decano de Torrevieja, Óscar Presa González; Agentes y mandos de la Policía Local, encabezados por el Intendente, Vicente Gutiérrez y los jefes de Policía Nacional, Pablo Griñán y de Bomberos, Tomás Gallardo Pliego. En el transcurso de la Misa se depositó una corona de laurel a los pies de la imagen de la Virgen del Pilar en homenaje a todos los miembros de la Benemérita fallecidos, mientras se interpretaba “La muerte no es el final”.
Posteriormente y tras atravesar la calle Concepción ataviada para la ocasión y en conmemoración del Día de la Fiesta Nacional de España con los colores de la bandera nacional, en el Paseo de Vista Alegre tuvo lugar un acto castrense. Fue izada la bandera nacional a los sones del himno a cargo de la Banda de la Sociedad Musical «Ciudad de Torrevieja – Los Salerosos». También tuvo lugar la entrega de reconocimientos y condecoraciones a Guardias Civiles, Policías Locales y miembros de Protección Civil, por los méritos contraídos en el último año, entre ellos la Juez Decana de Torrevieja, Juana López Hoyos y Rafael Ruiz, actual guardia civil más antiguo de la ciudad.
Tras los discursos del alcalde de Torrevieja y del teniente coronel jefe de la Guardia Civil, tuvo lugar un acto de gran emotividad, como el homenaje a los que dieron su vida por España. Los actos se cerraron con un gran vino de honor en las instalaciones del patio interior del acuartelamiento de la calle Patricio Zammit y donde no faltó una monumental paella.