Casi 28 años lleva Encarna Rebollo Murcia trabajando como Policía Local en Torrevieja. Fue motorista los primeros dos años y después patrulló en coche. Tras el fallecimiento repentino de su compañera Silvia Patiño, la primera mujer policía de la ciudad, pasó a prestar servicio en oficinas, entre ellas en la Concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de Torrevieja, donde pasó cinco años. Actualmente trabaja en la oficina del PROP atendiendo a personas con discapacidad y al público en general sobre quejas relacionadas con Policía y Tráfico. Encarna ha sido elegida como Premio ‘Mujer en Igualdad 2020’.
Vista Alegre: ¿Cómo recibiste tu elección como ‘Mujer en Igualdad 2020’?
Encarna Rebollo: Para mí fue una sorpresa. Me puse muy nerviosa cuando me llamó el alcalde para comunicármelo. Me temblaba todo el cuerpo, hacía mucho que no experimentaba una sensación así. Fue muy bonito, inesperado y sorprendente. Esta semana estoy en una nube. He recibido la noticia con mucho orgullo, con mucho cariño y, sobre todo, muy emocionada.
V.A.- ¿Siempre quisiste ser policía?
E.R.- La que fuera mi compañera de profesión Silvia Patiño, que falleció hace unos 17 años, tuvo mucho que ver. Desde pequeña me fascinaba ser policía. Cuando iba al colegio Cuba en Primaria veía a Silvia, con su bombín y su riñonera colorada, dando el paso a los críos en el paso de cebra, entre los que me encontraba yo. Yo le decía que algún día yo estaría en ese paso de peatones. Y, efectivamente, al cabo de los años se cumplió. Cuando llegué al cuerpo Silvia llevaba ocho o nueve años trabajando. La verdad es que fue un referente para mí y estos días me acuerdo de ella con mucho cariño. También recuerdo que cuando era adolescente y escuchaba una sirena, salía corriendo con la bicicleta para ver qué había pasado. Lo mío es pura vocación.
V.A.- ¿Cómo fueron tus inicios en esta profesión tradicionalmente masculina?
E.R.- Para mí ha sido normal, aunque sí es cierto que es un colectivo más inclinado hacia el hombre. Cuando entré en el cuerpo de la Policía Local solo estaba Silvia, pero en ningún momento he notado machismo hacia nosotras, ni en la actualidad tampoco ahora que somos muchas más mujeres. En ningún momento he vivido una situación machista, al contrario, siempre he notado mucho cariño hacia mí, y los compañeros siempre han contado conmigo.
V.A.- ¿Te has encontrado alguna barrera por ser mujer para realizar tu trabajo?
E.R.- En la calle sí me he encontrado alguna situación discriminatoria. No hace mucho un hombre se puso un poco nervioso en el PROP y tuve que invitarle a que se marchara para que se tranquilizara. El hombre se negó a irse y reclamaba que viniera una patrulla de hombres. Era la primera vez que me pasaba. Siempre he sabido manejar las situaciones muy bien, he tratado a la gente con educación y respeto, poniendo mi vena humana en cada conflicto, y eso quizás me ha ayudado a tener a la gente de mi lado.
V.A.- ¿Te ha resultado difícil conciliar el trabajo y la familia?
E.R.- Sí, la verdad, sobre todo desde el nacimiento de mis hijas. Tengo trillizas y he llevado bastante mal los turnos y tener que contratar a gente en casa para cuidarlas. Los turnos de noche los llevaba fatal porque dormía muy poco y en casa tenía muchísimo trabajo -con tres niñas iguales-; me ha costado años adaptarme a esta situación. Ahora mis hijas ya tienen 17 años, son más independientes, y es fantástico todo. Tengo que decir que la familia me ayudó mucho. Mi suegra, que vive en el mismo edificio, ha sido un pilar fundamental a la hora de conciliar el trabajo y la familia.
V.A.- ¿Hoy en día hay desigualdad entre hombres y mujeres?
E.R.- Yo sí que la detecto y lo vemos diariamente en los medios de comunicación. Cada vez vamos dando pasos más grandes y se nos va notando más, ocupando puestos de trabajo de mayor rango que antes ni se imaginaba que podía cubrir una mujer. Hemos dado pasos, pero nos quedan muchos más por dar. La desigualdad no debería existir, ni en sueldos ni en nada, porque mujeres y hombres podemos hacer las cosas por igual. Pero existe y es muy difícil que desaparezca.