La pandemia del coronavirus nos destroza el ánimo cada día con cifras que nos cuesta asumir. En todo el entramado de los hospitales, caminan otros testigos directos de cuanto acontece y son los capellanes. En la provincia de Alicante, 25 se distribuyen por los hospitales de la zona. Al frente de la coordinación se encuentra el Secretario Diocesano de la pastoral del enfermo y del mayor, el Rvdo. Francisco Román Rodríguez.
Su labor se orienta en dos direcciones. De un lado, mantener la disponibilidad absoluta ante los enfermos. Una tarea que abarca la asistencia sacramental y el acompañamiento. La escucha, la mano tendida, como terapia de choque en unas situaciones delicadas ya que muchos pacientes pasan el trance de la enfermedad en la más absoluta soledad. Sin embargo, los sacerdotes han detectado que muchas familias con enfermos ingresados desconocen que deben ser ellos los que pidan expresamente ese servicio al hospital, a través de una llamada de teléfono al control de enfermería del correspondiente centro.
Se da la circunstancia de que la visita del sacerdote es la única que reciben estas personas durante su estancia hospitalaria, al margen de las atenciones del personal sanitario. Y esta es otra de las tareas de estos capellanes: están especialmente atentos a los médicos y enfermeros. La disponibilidad es total, manteniendo una estrecha relación con buena parte de los profesionales que desarrollan allí su labor. Disponibilidad, colaboración, escucha… Estas son algunas de las constantes que resume una tarea que hoy, exige una vuelta de tuerca, un sobreesfuerzo para este colectivo de Iglesia en medio del sufrimiento. Y muchos de estos profesionales lo hacen en medio de una soledad que los capellanes de hospital tratan de paliar con la misma disponibilidad de siempre.
Su labor se orienta en dos direcciones. De un lado, mantener la disponibilidad absoluta ante los enfermos. Una tarea que abarca la asistencia sacramental y el acompañamiento. La escucha, la mano tendida, como terapia de choque en unas situaciones delicadas ya que muchos pacientes pasan el trance de la enfermedad en la más absoluta soledad. Sin embargo, los sacerdotes han detectado que muchas familias con enfermos ingresados desconocen que deben ser ellos los que pidan expresamente ese servicio al hospital, a través de una llamada de teléfono al control de enfermería del correspondiente centro.
Se da la circunstancia de que la visita del sacerdote es la única que reciben estas personas durante su estancia hospitalaria, al margen de las atenciones del personal sanitario. Y esta es otra de las tareas de estos capellanes: están especialmente atentos a los médicos y enfermeros. La disponibilidad es total, manteniendo una estrecha relación con buena parte de los profesionales que desarrollan allí su labor. Disponibilidad, colaboración, escucha… Estas son algunas de las constantes que resume una tarea que hoy, exige una vuelta de tuerca, un sobreesfuerzo para este colectivo de Iglesia en medio del sufrimiento. Y muchos de estos profesionales lo hacen en medio de una soledad que los capellanes de hospital tratan de paliar con la misma disponibilidad de siempre.
Un servicio sin trabas
Ahora más que nunca los capellanes son mensajeros de esperanza en un entorno desorientado que no acierta a ver la luz. Gozan de libertad de acceso en todas las zonas hospitalarias, y eso hace que extremen las cautelas, cuidando las medidas de protección, no tanto por ellos mismos, que también, sino porque han de visitar a muchos enfermos y no pueden ser vectores de transmisión. Todo enfermo tiene derecho a la atención espiritual si lo solicita.
Ahora más que nunca los capellanes son mensajeros de esperanza en un entorno desorientado que no acierta a ver la luz. Gozan de libertad de acceso en todas las zonas hospitalarias, y eso hace que extremen las cautelas, cuidando las medidas de protección, no tanto por ellos mismos, que también, sino porque han de visitar a muchos enfermos y no pueden ser vectores de transmisión. Todo enfermo tiene derecho a la atención espiritual si lo solicita.
Para más información, pueden dirigirse a:
Francisco Román Rodríguez
Secretario diocesano de pastoral del enfermo y del mayor.
Diócesis Orihuela-Alicante.
965 204 822 – 650 251 440
Secretario diocesano de pastoral del enfermo y del mayor.
Diócesis Orihuela-Alicante.
965 204 822 – 650 251 440