Amparo Cos Boj
Cada vez que escucho hablar de ELLOS por algún medio de comunicación (o incomunicación, depende para quién) es para mal.
Por su condición de seres humanos, seguro que habrán cometido fallos a lo largo toda la historia, como cualquier ser humano (“ y quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”); y es que estoy muy cansada, agotada, de escuchar tanta maldad y destrucción en los medios de incomunicación.
A ELLOS les debemos mucho. Están en los momentos más importantes de nuestras vidas; sí, sí… Los más importantes. En nuestros momentos de alegría y celebración como pueden ser: bautizos, comuniones, confirmaciones, bodas, campamentos, peregrinaciones…, y un largo etcétera. Pero también nos los encontramos en momentos de debilidad, soledad, muerte…, y hasta incluso en momentos tan delicados y especiales como los que estamos viviendo todos durante ente confinamiento.
Me levanto cada día con la ilusión de que alguien me regale ese “par de minutos”, aunque el título del audio sea “Dame un par de minutos” (de ahí la paradoja). Además, tengo la oportunidad de unirme a encuentros de oración, Eucaristías, compartir canciones, reflexiones, experiencias de fe-vida…, y todo esto desde el móvil u ordenador de casa mientras ELLOS hacen todo lo posible por alegrarnos el día y dar un sentido a nuestro camino diario.
Demos gracias a ELLOS y pidamos por ELLOS, por los sacerdotes que nos acompañan y dan vida a nuestra vida.
Por ELLOS y para ELLOS van dirigidas mis palabras en el día de hoy.