opinión: ¿Y si nos hacemos indepes? El cantón de Torrevieja

Por Miguel Enrique Fernández Benito

No pocas veces he escuchado por la calle eso de que “aquí en Torrevieja somos más murcianos que valencianos”. Pues no me extraña viendo lo visto. ¿Os imagináis que un día nos levantamos y que Torrevieja es independiente? Pues no creáis que no ha pasado. A veces la historia puede sorprendernos. Hoy me apetece contaros este esperpento histórico.
En la década de 1870 Torrevieja era una de las localidades con mente más abierta del país gracias a su economía soportada por las salinas, la actividad pesquera y el comercio portuario. Ello, a diferencia del resto del país, que era más agropecuario y por ende más conservador, los torrevejenses tenían un talante más cosmopolita.
El 11 de febrero de 1873, abdica el rey Amadeo I y se declara la I República como la única fórmula de gobierno posible. Más porque no encontrábamos rey que quisiera este país que porque el pueblo fuese republicano, con la excepción de lugares como Torrevieja donde por su mentalidad diferente sí lo era. Por ello, la misma República, sabiendo su debilidad aboga por la conciliación entre monárquicos y republicanos, pero éstos estaban divididos entre un sector más conservador y otro más intransigente. En las elecciones, en Torrevieja ganan los primeros que tratan de contentar a los segundos, liderados por José Solano y Concha Boracino, con algunas medidas afines a ellos.
Esta mujer es la figura representativa del incipiente movimiento feminista del ideario republicano-federal que surge en la década. Casada con Tomás Parodi, un marino con cuartos también republicano notorio en la localidad, con la proclamación de la República éste se hace a un lado para ceder el protagonismo a su mujer.
El movimiento cantonal se desencadenó con la retirada en las Cortes de la minoría federal de intransigentes el 1 de julio de 1873. Entonces los federales exaltados deciden proclamar cantones o estados autónomos. Todo comienza en Cartagena donde se proclama el Cantón de Murcia y se propagó rápidamente por la zona costera entre Huelva y Castellón. Torrevieja fue la primera localidad de la región valenciana en adherirse al movimiento el 19 de julio, pero no se unió al murciano, sino que estableció el suyo propio (con dos coj…) y por tanto se erige como autonomía separada de Valencia. Protagonista en esto fue la muchacha. Aunque en poblaciones cercanas también se intentó, como Orihuela o Guardamar, no lo lograron. Sólo el de Torrevieja logró sobrevivir, aunque por poco tiempo.
Pero ¿por qué aquí sí? Pues porque la causa cantonal estaba apoyada por una pequeña burguesía que veían unas propuestas muy interesantes para un pueblo marinero y mercantil, como reducción de impuestos arancelarios, libertad de comercio o abolición de la mili. En realidad, la problemática social se la soplaba a estas clases medias, y los trabajadores que, por lo general eran incultos, solo actuaron como fuerza auxiliar de estas.
Concha Boracino paso a presidir el Cantón de Torrevieja, algo novedoso, pero el resto de medidas fueron menos innovadoras. Los carabineros y la Guardia Civil se replegaron a Alicante y sus funciones las hacían los Voluntarios de la República (menuda banda me estoy imaginando). Se aplicó el programa republicano-federal, pero como siempre que se improvisa, lo normal es que salga mal. El plan de abolir los derechos aduaneros sería una buena noticia en otra ciudad, pero Torrevieja vivía en gran parte del contrabando, y al no existir éste las familias ya no tenían ingresos sumergidos. Además, los buques salineros no venían por miedo. Así que la economía al garete.
A ello se sumaba que la Vega Baja, más tradicional, era una amenaza para el Cantón pues era como una isla en mitad del océano. Por otro lado, las pretensiones cantonalistas valencianas querían anexionarse Torrevieja. Y si encima también había disensiones de los federales torrevejenses en las que algunos pensaban que se les había ido de las manos apostando por un poder fuerte y centralizado pues esto no podía salir bien.
Al caer Pi, su sucesor Castelar pretende el restablecimiento del orden a toda costa, y sabiendo que un ejército comandado por Martínez Campos marchaba hacia Valencia, el Cantón de Torrevieja se hizo caquita y pidió la anexión al de Murcia, con cabeza en Cartagena, más fuerte y estable para “dejar de pertenecer a la antigua provincia de Alicante”.
La Junta Cantonal de Cartagena nombró comandante de la fragata Vitoria a José Solano. Éste acompañó a Antonete Gálvez en su expedición a Alicante, que tenía el triple objetivo de propagar la causa cantonal, dotar al Cantón murciano de fronteras naturales y asegurar el aprovisionamiento de Cartagena ¡menudo fenómeno! A la vuelta, anclarían en Torrevieja con un recibimiento apoteósico.
En el Ayuntamiento fue donde se formalizó la incorporación de Torrevieja al Cantón murciano. Se procedió también a introducir reajustes en la Junta y se designaron cuotas a los mayores contribuyentes. (¿Qué queréis ser de los nuestros? Pues tendréis que pagarlo).
Al día siguiente, el 25, Antonete embarcó en el Vigilante, enarboló la bandera roja del Cantón y zarpó rumbo a Cartagena. Pero el gobernador en funciones de Alicante D. Lorenzo Abizanda, envió una columna de la Guardia Civil con el objeto de poner orden en Torrevieja, Guardamar y la comarca de la Vega Baja del Segura y restituyeron la situación de un plumazo.
Torrevieja fue cantonal apenas siete días, desde el sábado 19 en que se proclamó el Cantón hasta el viernes 25 de julio en que se restableció de nuevo el gobierno municipal leal a la República. El 26 de julio, una vez superados los momenticos de represión, el Ayuntamiento optó por la concordia y el apaciguamiento. En un pleno al que se invitó a todos los grupos políticos de la localidad, se acordó buscar medios para remediar la precaria situación reinante, que afectaba a la convivencia ciudadana y a orden público.