Óscar Navarro, creador de música e ilusiones

Su música emociona, estremece. Dicen de él que es uno de los compositores con mayor proyección internacional y es que sus obras han sonado en auditorios como el Carnegie Hall o el Auditorio Nacional. Para Óscar Navarro, titulado en clarinete por el Conservatorio Superior de Alicante, la composición siempre fue parte del sueño. “Había un programa en Radio Clásica de música de cine que me gustaba tanto que me compraba cintas vírgenes de casete, lo grababa y me ponía los programas todas las noches”, nos cuenta. Estudió composición con Ferrer Ferran y luego logró acceder a la meca del cine donde aprendió, entre otros, de John Williams. Ha sido nominado a los Premios Goya por ‘La mula’ y en 2012 ganó los ‘Oscars de la Música’: los ‘Hollywood Music in Media Awards’. Hoy dirigirá en Alicante a su orquesta, la Óscar Navarro Symphony Orchestra, y mañana, domingo 1 de julio, actuarán en el Auditorio Internacional de Torrevieja. Llegan con la ‘Gran gala de verano’, un concierto mágico y monográfico de Óscar Navarro en el que, además, se estrenará su 3er Concierto para Clarinete. Un auténtico lujo.
Vista Alegre: ¿Cómo empezaste en la música?
Óscar Navarro: Empecé con unos 8 años tocando la bandurria en la tuna del colegio. El profesor veía que se me daba muy bien, que tenía oído y que me aprendía las canciones de memoria. Él fue el que le dijo a mi madre que me apuntara al conservatorio.
V.A.: ¿Y cuándo apareció el interés por la composición?
O.N.: Siempre tuve el gusanillo. Estando en la banda de mi pueblo, Novelda, llegaban cintas de editoriales que mandaban la música de demostración de las obras que podías comprar. La banda era pobre y no había dinero, y como sabían que tenía buen oído, me daban las cintas y en casa las escuchaba y transcribía. Es decir, con la cinta, adelantando y retrocediendo, hacía los arreglos para que la banda pudiera tocar las obras. Tenía unos 14 años y así se me hizo un oído tremendo. Y como le cogí el gustillo, luego empecé a escribir obras de banda sencillas, tipo pasodoble y marchas, hasta que fui dejando de lado el clarinete y me fui a València a estudiar composición con Ferrer Ferran. Y a partir de ahí ya me fui a Los Ángeles.
V.A.: En tus obras, aunque no sean para producciones audiovisuales, hay cine. Le pasa, por ejemplo, a tu 1er Concierto para Clarinete.
O.N.: Es cierto. Ese concierto y ‘El Arca de Noé’ son de mi primera época en la que estaba muy influenciado por el cine.
V.A.: Entonces, ¿ha habido una evolución musical desde ‘El Arca de Noé’ hasta ahora?
O.N.: Sí, muchísimo, tanto en instrumentación como en ideas musicales. Cuando miro esas dos partituras, reorquestaría el 80 %. No porque esté mal, pero han pasado 12 años y cambiaría un montón de cosas, también de las ideas musicales. Al principio no has desarrollado al 100 % la creatividad, estás más impregnado. Ahora tengo el toque cinematográfico pero poco a poco he ido sacando mi sello.
V.A:: ¿Cómo es componer especialmente para cine?
O.N.: Tiene partes buenas y otras menos buenas. Cuando escribes para cine estás encasillado a una historia que te están dando. Hay una narrativa de imágenes y tú tienes que estar ahí y aportar tu granito de arena, pero centrado en lo que ocurre en la imagen, y eso te pone ciertas barreas. Cuando escribes para concierto eres completamente libre y puedes hacer lo que se te pase por la cabeza. Pero también es cierto que en el concierto a veces se echa de menos el tener una temática o una historia, por eso muchas veces me imagino pequeñas historias. Ahora, por suerte, estoy trabajando en los dos campos y en el futuro me gustaría poder seguir combinándolos.
V.A.: Cuando compones para una película o producción, ¿te la enseñan ya montada?
O.N.: Sí, está todo pero le falta la música.
V.A.: ¿Y cuánto tiempo tienes para componer una banda sonora?
O.N.: Depende, normalmente, si tienes suerte, te suelen dar dos meses. Tú estás al final de la cadena y siempre te come el tiempo. La fecha del estreno es la que es…
V.A.: En este campo, ¿quiénes son tus referentes?
O.N.: Para mí son dos. Hay uno que creo que lo tenemos el 99 %, que es John Williams. Todos hemos crecido con él y con su música y creo que para los que también trabajamos en el clásico, es un referente. Perfectamente podría ser uno de los que continúan la saga de los clásicos, de Wagner por ejemplo. Wagner hacía óperas y Williams hace cine, pero es que una ópera es una peli. También he crecido con la música de James Horner. Me ponía sus bandas sonoras y analizaba qué giros hacía o cómo instrumentaba, y lo escribía en un papel para analizarlo una y mil veces. De los españoles, me gusta mucho Roque Baños.
V.A.: ¿Cómo es el día a día de un compositor?, ¿se trabaja por encargos?
O.N.: Empecé haciendo las obras porque me apetecía y ahora, además, tengo encargos. Mi forma de vida es componer por encargos y depende de las épocas tengo más proyectos audiovisuales o más de concierto. Ahora estoy terminando mi primera sinfonía, que es la obra libre que llevará la Banda Primitiva de Llíria el año que viene al Certamen Internacional de Valencia. Me hicieron el encargo y pensé que quizá ya era el momento de escribir mi primera sinfonía. Y cuando termine esta obra me pondré con un encargo que me hace mucha ilusión, de la Orquesta Nacional de España. Es un Concierto para Trompa y Orquesta.
V.A.: ¿Se puede escribir dos obras a la vez?
O.N.: Sí (risas). Ahora estoy con la obra de Llíria y con algún cortometraje. Ayer estaba terminando las pinceladas de un corto. Tienes que ir dándole al botón para desconectarte de uno y conectarte en el otro.
V.A.: Tu nominación a los Goya fue una auténtica sorpresa. ¿Cómo se vive una nominación así siendo tu primera película?
O.N.: Con mucha emoción. Con ‘La mula’, mi pretensión era hacer algo digno, era mi primer largometraje. Quería que funcionara y que todo el mundo quedara contento, pero para nada pensaba en lograr la nominación a los Goya. La verdad es que fue todo muy curioso. Yo volví de Los Ángeles con material de demostración y empezamos a enviar material a un montón de productoras, pero no contestaba nadie. Un día recibo la llamada de una productora y me dijo que estaban haciendo ‘La mula’ y que los protagonistas eran Mario Casas y María Valverde. Lo curioso es que yo no les había enviado nada a ellos, ninguna grabación. Y nada, hice la banda sonora. Y como las productoras mandan todo a los Goya, enviaron la música.
V.A.: ¿Y el momento de la nominación?
O.N.: Pues el día que se hicieron públicas las nominaciones estaba en una reunión con la pierna escayolada y con muletas, y todo el mundo me empezó a llamar por teléfono, pero yo ni me acordaba de que era esa mañana. Cuando salí de la reunión vino Noelia, mi novia, gritando, y me lo dijo. Fue súper emocionante. Al final no nos lo llevamos, pero solamente el estar nominado y allí…
V.A.: Dicen de ti que eres un compositor con gran proyección y lo cierto es que tu música suena por todo el mundo y llega y emociona a mucha gente. El otro día dijeron de ella que era ‘ilusionante’ y la verdad, parece un término muy acertado. ¿Cómo la definirías tú?
O.N.: No sé cuál es el ingrediente. A mí me nace natural, pero es cierto que suele llegar, ilusionar y remover los sentimientos. Parece que la música clásica está pensada para un determinado tipo de público y en mi música creo que cualquier persona, desde los más jóvenes hasta los mayores, puede disfrutarla. Es bonito ver que abres el abanico y que todo el mundo cabe.
V.A.: ¿Qué vamos a ver en este concierto? Por cierto, ¿es un concierto o un espectáculo?
O.N.: Va un poco mezclado. Jugaremos con la iluminación, tendremos artistas invitados que interactuarán con el público y habrá una parte de performance. El programa es muy variado y atractivo y yo creo que va a llegar a todos los públicos. Hay pasodobles, bandas sonoras y tendremos además el estreno del 3er Concierto para Clarinete.