Los actos de la Semana Santa quedaron, después de dos años de ausencia, cerrados el pasado lunes con la tradicional procesión del comulgar en la mañana del día de San Vicente Ferrer. Fiesta local por más señas y uno de los días que se hunden en la historia de las conmemoraciones de Torrevieja, a pesar de que ya no se realiza la procesión hasta el Santo Hospital de las Carmelitas desde que fue trasladado a su emplazamiento de la calle Alborán. Ahora la procesión de gloria se realiza por las calles de la feligresía de la Parroquia de la Inmaculada y tiene como finalidad administrar la sagrada comunión en su domicilio a los enfermos que lo soliciten previamente. Este año fueron tres las paradas que realizó el palio con el Santísimo Sacramento portado por el párroco, Manuel Martínez Rocamora, junto a los sacerdotes, Mikel Uribe y Kamil Krzysztof. Muchos fueron los alumbrantes que se colocaron en las filas precediendo el paso del palio, acompañado por las marchas de la banda de la Unión Musical Torrevejense. La presidencia estuvo encabezada por el alcalde, Eduardo Dolón, el presidente de la Hermandad del Santísimo, José Giménez y la Reina de la Sal, Victoria Magoñ.