Cagás de mosca en el arrós (o pequeña reflexión sobre el sentido de autoridad y una canción de Hombres G)

Todo sucede durante la misma semana y en la misma cadena de televisión, aunque en distintos días y en diferentes programas. Primero, aunque el orden no importa demasiado para lo que queremos contar, el escritor Arturo Pérez Reverte hablando, entre otras muchas cosas, sobre el verdadero problema de este país: la educación. Palabras sensatas, de sentido común si quieren, pero en una sociedad donde el sentido común dejó de ser algo común es digno de resaltar. Unos días después, en otro programa de la misma cadena, X, humorista por lo visto, nos “regala” una reflexión acerca de la canción de Hombres G “Sufre Mamón”. Hay algo en ella, en la canción,  que X ve censurable. Una canción que, lo recuerdo, bailábamos y disfrutábamos por igual jóvenes de toda condición y orientación y sensibilidad hace ya tanto tiempo… ¿Y qué tiene que ver una cosa con la otra? ¿Qué secreta relación hay entre lo que dijo Arturo Pérez Reverte y lo que dijo X la humorista?

 Quizá nada, o tal vez todo. La relación es más bien de causa y efecto. Del gran problema y déficit de la educación en este país es un claro ejemplo la preclara mente de X, la humorista, que nos regala sus opiniones en vez de sus chistes. Y ustedes me podrán decir: ¿No tiene acaso X el mismo derecho a dar su opinión que Arturo Pérez Reverte? Claro que sí; otra cosa es que su opinión valga lo mismo. Y, ya les adelanto por si no quieren seguir leyendo, que no valen lo mismo. La diferencia se llama “sentido de autoridad”. Arturo Pérez Reverte ha adquirido a través de todos sus años como periodista, corresponsal de guerra, escritor y miembro de la Real Academia de la Lengua, una autoridad que nadie, comparta o no sus opiniones, puede discutirle. Cuando escuchamos o leemos una opinión suya, sabemos exactamente de dónde viene: eso es el “sentido de autoridad”. X, la humorista, no sabemos todavía de dónde viene y, por lo tanto, carece de “sentido de autoridad” y, de hecho, no tiene ni siquiera nombre en este artículo.

Poner en el fiel de la balanza el problema de la educación y las susceptibilidades que pueda herir la canción “Sufre Mamón” es ridículo. De hecho, uno de los grandes problemas de la educación en este país en las últimas décadas es la paulatina pero incesante pérdida de autoridad por parte de los profesores para con los alumnos y, no lo olvidemos, los padres. Esos profesores se han ganado el “sentido de autoridad”. Sabemos de dónde vienen y sabemos que en sus manos está aquello que más queremos, nuestros hijos. Es nuestra obligación permitirles hacer su trabajo en las mejores condiciones posibles. No sería un mal comienzo hacerles entender a nuestros hijos que en el aula la única autoridad es la del profesor. Más adelante, si eso, podríamos aspirar a un gran pacto nacional de educación donde la política, por una vez, quedara fuera de la ecuación, para el bien de todos. Lo demás, me lo van a permitir, son “cagás de mosca en el arrós”.

            Marco Antonio Torres Mazón