UNA SEGUNDA VIDA

AUTOR: MIGUEL RAMÓN ARÁEZ MORENO

¿Cómo serán dentro de veinte años las bibliotecas de los jóvenes que hoy tienen dieciocho?

¿No existirán en papel, quizás? ¿Estarán guardadas en un dispositivo móvil? ¿Nadie añorará subrayar y anotar con un lápiz?

            Sea como fuere, a mí el tiempo y el espacio se me han echado encima y he tenido que donar una parte de la mía, que sé que no releeré y de cuyo lugar necesito para seguir renovándome lo que me quede por vivir.

            Llené un carrito de la compra y me dirigí a la librería que acepta donaciones.

Me recibió una señora de mediana edad que pareció encantada con mi presencia y con la cantidad de libros que aportaba.

Me pidió que la acompañara y salimos a la calle para dirigirnos a un local anexo: profundo, lleno de volúmenes y de estanterías hasta el infinito. Me sentí aliviado, pues en un principio pensé que existiría alguna dificultad y que tendría que regresar con el carrito y el calor hasta casa.

            Entre los dos los fuimos sacando y contando. Anotaron mi DNI en un ordenador para todo lo relativo a hacienda y a donaciones.

            Cuando me dijo que ya estaba todo listo, me entró una cierta congoja y le comenté que en el fondo me daba mucha pena despedirme de ellos, pero que por las razones que he expuesto más arriba me veía obligado a ello.

            Ella me consoló con una amplia y sincera sonrisa, como si yo fuera un niño pequeño, y me respondió: “van a tener una segunda vida y además van a generar un dinero que va a ser útil en muchos sitios”. Le agradecí esas palabras de corazón.

            Cuando salí de nuevo a la calle desde el interior de aquel lugar, que ahora desde fuera me parecía irreal, una sensación de pérdida inundó el bulevar por el que circulaban, indiferentes ante mi pena, coches y personas.