Cuando ya todo ha pasado…queda recordar.
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Releyendo Gramáticas de la creación, de George Steiner. El primer capítulo, muy extenso, sigue pareciéndome de lo mejor que escribió este fino ensayista. Sus reflexiones en torno al Libro de Job son de gran inteligencia y belleza. Hay un momento en el que Steiner tiene que cuestionar incluso que una mano humana pueda estar detrás de la escritura de semejante texto. Y es verdad. El Libro de Job desciende a unos abismos difíciles de transitar, pero, al mismo tiempo, completamente ineludibles para todos nosotros. Es uno de los libros más dolorosamente sabios. La traducción de Fray Luis de León es una joya a la que vuelvo una y otra vez, de manera incansable.
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Y, de repente, suena en Radio Clásica el comienzo del Oratorio de Navidad de Bach. Y ahí está todo. Qué serena alegría transmite el arranque. En cada una de sus notas musicales se puede oír la nieve caer, salir el humo por las chimeneas. Bach tocó fibras de nuestra espiritualidad como pocas veces se ha hecho en el arte.
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Viene siendo una norma no escrita que ciertos políticos mueran (políticamente hablando) presas de la propia red que ellos mismos han tejido pacientemente.
Y viene siendo otra norma que durante tres o cuatro días se produzca el linchamiento y la inhabilitación pública, sin juicio y sin presunción de inocencia.
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No me gustan las cosas que no cuestan trabajo conseguir; ni los remedios milagro. La rapidez de la llegada a la meta nos cercena el viaje. Y en el viaje está todo el aprendizaje vital.
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Después de un fin de semana agotador llega otro en el que, al fin, te puedes relajar un poco. Leer, escribir, pasear. Los fines de semana ajetreados se inventaron para poder disfrutar luego de los que son tranquilos, por pura ley de la compensación emersoniana.
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Incendio en la sede de la hermandad del Silencio, en Sevilla. Otra vez las imágenes del fuego en un templo católico. Me he propuesto consignar aquí todas aquellas de las que tenga noticia, para ver qué efecto hace la acumulación en nuestras abotargadas conciencias.
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Y otra vez estamos en Halloween… Escaparate en la librería con títulos de terror y misterio. Ausencia de las Leyendas de Bécquer o del Tenorio de Zorrilla. Batalla ya no perdida, sino olvidada. Como todo, la recuperación de estas y otras tradiciones nuestras, hablo del Día de Todos los Santos (“Tosantos”, que diríamos en Torrevieja), sólo puede intentarse en el seno de las familias. Las familias deberían recuperar la transmisión de unos saberes que, de otro modo, terminarán perdiéndose para siempre. Aunque eso suponga tener que luchar contra todos los molinos de viento del mundo. O contra sus gigantes.