Cuando uno estudia o hace lo que le gusta, tiene más posibilidades de ser brillante. Y si no, vean -o lean- el caso de Sergio Molina. Este joven torrevejense de 30 años recibió el pasado 19 de noviembre en Madrid el segundo Premio Nacional Fin de Carrera en Ciencias de la Salud por sus estudios de psicología -en los que obtuvo una nota media de 9,78 sobre 10-. Después de estudiar en el colegio Inmaculada Concepción y en el IES Las Lagunas, Sergio probó primero con Enfermería y tres años de carrera le supieron a poco. Hoy trabaja en el Instituto de Neurociencias -un centro de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández (UMH)- e imparte clases en esta universidad mientras desarrolla una tesis centrada en medir la actividad del cerebro a través de luz. “Colocamos un aparatito muy pequeño en la frente que emite una luz y ponemos imágenes que generan reacciones emocionales para registrar y medir la actividad en la corteza prefrontal del cerebro”, nos cuenta.
Vista Alegre – Lo primero, Sergio, enhorabuena por el premio. ¿Cómo y cuándo te enteraste de que estabas premiado?
Sergio Molina – Fue en junio o julio de este año. El año pasado presenté los papeles acreditando mis notas y méritos académicos de los cuatro años de carrera y este verano me llegó un correo con la resolución. En 2º o 3º de carrera me enteré de que existían estos premios y pensé que con las notas que estaba teniendo podía intentarlo.
V.A.- ¿Qué ha supuesto para ti recibir un galardón de este tipo?
S.M.- Mucha alegría. Es una gran recompensa al esfuerzo, a tanto estudiar y a los méritos que haces durante la carrera. Y también es curriculum. Estos premios son un reconocimiento institucional que de alguna manera te acredita como que has sido un buen estudiante.
V.A.- Primero hiciste Enfermería en la Universidad de Alicante y después Psicología, ¿por qué?
S.M.- Como Enfermería solamente duraba tres años porque era una diplomatura, me supo a poco. Además, no encontraba trabajo fijo y pensé en estudiar Psicología, que siempre me había gustado. Y nada, desde el principio me empezó a apasionar la psicología y ya nunca he ejercido de enfermero.
V.A.- ¿Siempre supiste lo que querías estudiar o cuando decidiste hacer Enfermería también te estuviste planteando Psicología?
S.M.- No, cuando entré en Enfermería pensé también en hacer Biología. Jamás había pensado en estudiar Psicología, pero haciendo Enfermería me gustaron bastante los temas de Psicología y ahí me di cuenta de que podía ser una titulación que iba conmigo.
V.A.- ¿Tu nota media en Enfermería también fue alta?
S.M.- No, fue mucho más baja (risas). Tuve un 7 de nota media.
V.A.- ¿Entonces qué pasó de una carrera a otra para que tu rendimiento académico cambiase tanto?
S.M.- Yo creo que fueron dos motivos: por un lado, la madurez, porque cuando entré en Enfermería era muy joven; y por otro, que la Psicología desde primero me apasionó mucho más que la Enfermería.
V.A.- ¿En el colegio y en el instituto siempre fuiste un alumno brillante?
S.M.- No, fui un alumno normal y nada brillante (risas). En las asignaturas de biología sí que obtenía buenas calificaciones, pero en el resto sacaba 6 y 7.
V.A.- ¿Qué tiene que tener un alumno para lograr un premio como el que has recibido?
S.M.- Mucho tesón, mucho esfuerzo y no rendirse. Estudiar, estudiar y estudiar.
V.A.- En la universidad la mayoría suele darse un atracón antes de los exámenes. Tu día a día en Psicología no debió de ser así para obtener esa nota media, ¿no?
S.M.- Bueno, un poco sí. Durante el cuatrimestre la mayor parte del tiempo la dedicaba a los trabajos que hay que hacer para las prácticas y solía tocar poco los libros. Luego, un mes antes de los exámenes, sí me pegaba el atracón. Me funcionaba, pero era un atracón muy atracón.
V.A.- Ahora trabajas en el Instituto de Neurociencias e impartes clase en la UMH. ¿Cómo surgieron estas oportunidades?
S.M.- El Ministerio de Educación ofrece unos contratos para realizar el doctorado e impartir docencia. Tengo un contrato, que he obtenido en parte gracias a la nota, que me permite investigar y dar docencia. El Instituto pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas pero también a la UMH, y gran parte de los profesores que dan clase en la universidad también ejercen su labor investigadora en el Instituto.
V.A.- ¿Y dónde nació tu interés por las neurociencias?
S.M.- Fue en primero, gracias al profesor Mariano Pérez Arroyo. Daba unas clases magníficas, tenía unas grandes habilidades y transmitía una pasión que hacía que sus clases se abarrotaran para escucharlo hablar.
V.A.- Qué importante puede llegar a ser la influencia de un solo profesor.
S.M.- Sí. Cuando estaba en enfermería odiaba todos los temas del cerebro, pensaba que eran muy complicados para mí y la neurología y yo no nos llevábamos nada bien. Él consiguió cambiarme el chip inmediatamente.
V.A.- Ahora que tú eres docente y la experiencia como alumno todavía es muy reciente, ¿cómo ves el apoyo que desde las instituciones y desde el Ministerio se da a las universidades?
S.M.- Tenemos un sistema universitario que es bastante bueno, pero siempre faltan recursos económicos para llevar a cabo las investigaciones de forma adecuada. Yo creo que en general hay apoyo del Ministerio y que tenemos buenos profesores que saben de lo que hablan y nos traen sus conocimientos prácticos, pero también depende de la gestión de cada universidad. En el caso de la UMH creo que tiene bastantes sistemas para ofrecer una docencia de calidad y también tiene becas para los buenos estudiantes. Yo creo que la UMH es un buen ejemplo de universidad.
V.A.- Das clase de fisiología humana, ¿cómo es ahora la experiencia como docente?
S.M.- Es muy gratificante. Como todavía recuerdo mi etapa como alumno, suelo ponerme mucho en su piel, aunque ahora esté en el otro lado. Y, por ejemplo, a la hora de vigilar los exámenes, te las sabes todas porque conoces las técnicas (risas).
V.A.- ¿Qué te gustaría hacer después de defender la tesis?
S.M.- Me gustaría seguir en la universidad dando docencia e investigando, pero también tener mi pequeña consulta para poder ver pacientes. Por eso he hecho también un máster en Psicología de Atención Sanitaria, porque me gusta mucho la vertiente asistencial. Es muy importante que la gente que investiga o da clase en la universidad no pierda el contacto con los pacientes, sobre todo en carreras como Psicología, Enfermería o Medicina.