Con las voces de Montserrat Martí Caballé y Luis Santana
Con la vigorosa introducción de la ópera “Carmen”, la Joven Orquesta Sinfónica de Torrevieja, dirigida por el maestro Adolfo Arronis, inició un recital extraordinario en el Teatro Municipal el pasado domingo día 2. No cabe duda de que lo que animó a los jóvenes para un trabajo de preparación muy efectivo, fue una gran ocasión y satisfacción de poder actuar en conjunto con dos artistas conocidos, cantantes de rica y larga trayectoria profesional. No es común acompañar a la soprano Montserrat Martí Caballé y al barítono Luis Santana, quienes fueron las estrellas del recital, ofreciendo el abanico de arias y dúos de las óperas más famosos: “La Traviata”, ”Tosca”, ”Carmen”, ”Gianni Schicchi”, ”Don Giovanni” y zarzuelas: “La Tempranica”, “Alma de Dios”, ”La Canción del Olvido” y “Don Gil de Alcalá”.
La calidad artística de la soprano Montserrat Martí Caballé es irreprochable. La cantante impresionó mostrando todos los detalles y sabores que deberían caracterizar a una cantante dispuesta a interpretar un repertorio tan exigente como el de este concierto. Dotada de una voz clara y brillante, con una precisión y limpieza de entonación perfecta, despertó una honesta admiración. Su timbre de enfoque en los momentos líricos (“Vissi D’arte”, de Tosca, y “O mio babbino caro”, de Gianni Schicchi) provocó la piel de la gallina. Con la voz bien cultivada y proyectada, M. Martí dejó la sensación de frescura y sencillez en la línea del canto de su soprano sumamente agradable y limpio, también en las partes de zarzuelas (“La Tarántula” y “Canción del olvido”).
No menos atractiva fue la contribución artística del barítono Luis Santana, quien demostró plenamente sus valores como vocalista, con una voz de mucho dinamismo y colorido. En los registros altos (“Di Provenza”, de La Traviata, y “Canción del Toreador”, de Carmen), se pudo percibir la característica sonora más cercana a la calidad tímbrica de un tenor. La voz de Santana tiene un cálido timbre de gran cuerpo, al que el cantante agrega una dosis precisa del patetismo y emoción. En los dúos con M. Marti (“La ci darem la mano”, de Don Giovanni, “Brindisi Libiamo”, de La Traviata, y “Habanera”, de Don Gil Alcalá), Santana mostró una flexibilidad impresionante y un dinamismo adecuado.
La JOST, bajo batuta del maestro Arronis, impresionó con muy buena atención de los jóvenes músicos durante difícil arte de acompañar a los cantantes. Los jóvenes lucieron también en actuaciones orquestales, como por ejemplo en el “Intermezzo” de la Cavalleria Rusticana de Mascagni, donde las cuerdas de la orquesta mantuvieron delicadeza y sutileza, transmitiendo una sensación de anhelo sin sentimentalismo. Los fragmentos de las zarzuelas ”El Bateo” y “Los Leandras” fueron como interludios peculiares con un carácter alegre y llenos de temperamento, típico para la zarzuela. Exitosas interpretaciones de los solistas y la orquesta provocaron una recepción inusualmente cordial por parte de la audiencia, la que obligó a los artistas a brindar dos bises: dúo de la “Verbena de la Paloma” y “Brindis Libiamo”.