R. Schumann y A. Dvorak en la interpretación de Y. Eunyoung, J.F. Sánchez y la OST
Antoni Jakubowski
Atmósfera específica en el concierto para piano en La-menor Op 54 de R. Schumann, que se realizó plenamente a través de la delicada y encantadora Yunie Eunyoung Son como solista, junto con la Orquesta Sinfónica de Torrevieja y su director titular, José Francisco Sánchez. El maestro aportó una melancólica, ligera y reflexiva calidad a esta obra tan especial. No hubo nada de la gran bomba que algunos pianistas masculinos -a veces- invierten en esta composición; en cambio, presenciamos una verdadera carta de amor de Schumann dirigida a Clara -su mujer y primera ejecutora de la obra-.
Además de una sólida técnica, musicalidad y sensibilidad, Y. Eunyoung Son demostró también ser una acompañante formidable, cuando el piano solista retrocedió de este papel para destacar la importancia momentánea de los vientos de madera. Al intermezzo central, ella agregó la ternura innegable, ofreciendo una lectura muy sentida y expresiva. Su actuación en el final fue tomada con tempo adecuado, preciso y bastante enérgico. La danza fugaz del mismo finale se extendió de manera contagiosa y resolvió con soltura todas las dificultades técnicas del movimiento. El maestro J.F. Sánchez mantuvo un estricto control sobre la parte orquestal. Impresionaron momentos con sonoridades orquestales, incluso, como de una sinfonía concertante. Sánchez y la OST en forma atenta y sensible colaboraron con la solista Yunie Eunyoung Son, logrando obtener de la interpretación una versión verdaderamente destacada.
La popularidad de la Sinfonía nº 8 de A. Dvorak se evidencia por el hecho de que el año pasado se realizaron -sólo en Torrevieja- varias presentaciones de la obra por unos conjuntos sinfónicos diferentes. Por supuesto, podemos considerarlo como una casualidad; sin embargo, no excluye el hecho de que la Octava de Dvorak por su riqueza melódica y rítmica, pertenece a las obras frecuentemente presentadas sobre los escenarios sinfónicos mundiales y es con ganas escuchada. La melódica relajada, alegre y lírica, a base del folklore bohemio, a veces apasionado, a veces tranquillo, domina el ambiente sonoro de la sinfonía, permitiendo a los músicos mostrar un gran compromiso apoyándose en la música. J.F. Sánchez había mostrado cuidadosamente lo mejor de cada sección orquestal, creando un magnífico tapiz de contrastes. Los vientos de madera puntiagudos expresivos agregaron un toque picante, los violonchelos sonidos cálidos, las trompas conformaron la escena de tranquilidad y el sonido de la cuerda construyó el trabajo de un emocionante acabado exuberante con un toque de metales y timbales.
A modo de propina, el público disfrutó el Finale de la Quinta Sinfonía de L.van Beethoven. ¡¡¡Qué maravilla!!!
Conclusión: Los intérpretes demostraron una vez más que realmente vale la pena moverse para participar regularmente en los conciertos de nuestra Orquesta Sinfónica de Torrevieja. Felicitaciones.