Los jardines del Auditorio Internacional se transformaron el pasado sábado, 13 de septiembre, en un escenario irrepetible donde música, baile, vino y la esencia del flamenco se fundieron con el paisaje de las lagunas, regalando al público una noche cargada de arte y emoción.
“Flamenco & Sal”, que se ha consolidado como cita imprescindible en el calendario de la ciudad, reunió a numeroso público para disfrutar de la actuación del cuadro flamenco de Anabel Castillo, que hizo vibrar con cada acorde, cada quejío y cada zapateado.
Además, el público disfrutó de vino o cava mientras el atardecer teñía de colores las lagunas, creando un ambiente íntimo y poético que reforzó la conexión entre la cultura y el territorio. Este formato, que combina patrimonio natural y arte vivo, ha sabido reinventar la manera de acercarse al flamenco, sumando tradición y contemporaneidad.
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