Nuria Díaz y María Jesús Tornero, profesionales de Adiem Sentit Fundación, analizan los efectos del coronavirus en la salud mental.
Cualquier situación que suponga un cambio repentino para nuestras rutinas afecta a nuestro estado psicológico. Estos cambios, sobre todo si están fuera de nuestro control, nos sitúan en una situación de estrés que nos afecta significativamente. El estrés psicológico que hemos vivido desde la llegada de la pandemia, sobre todo durante las primeras semanas de incertidumbre, miedo y paralización de nuestras actividades, puede generar consecuencias incluso físicas si se mantiene prolongado en el tiempo, señala Nuria Díaz.
Ha habido algunos factores de estrés que han provocado que la crisis sanitaria fuera más complicada, como por ejemplo los problemas económicos ante la pérdida de empleo, la conciliación de la vida laboral con la vida familiar mediante el teletrabajo o afrontar el confinamiento en soledad. Estas circunstancias han hecho que para ciertas personas haya sido un período más difícil, lo que además podría tener consecuencias negativas a medio-largo plazo, con aparición de trastornos por estrés postraumático, problemas de ansiedad o alteraciones del estado de ánimo. Para las personas con un problema de salud mental ha sido un reto añadido, ya que presentan mayor vulnerabilidad psicológica y unos niveles de estrés bastante altos.
“La salud mental debe ser cosa de todos, es importante que cada uno de nosotros dediquemos un tiempo diario a nuestro propio autocuidado, poniendo en marcha aquellas actividades que nos hacen sentir bien y aprovechando los recursos que en estos momentos tenemos”, señala María Jesús Tornero, y añade que también es importante que las administraciones sean conscientes de la necesidad de cuidar nuestra salud y se destinen todos los recursos necesarios para que nadie se quede sin atender si presenta un problema de este tipo.
Los cambios que nosotros tenemos que afrontar ahora son importantes. Sobre todo, a nivel social. Pero al igual que la incertidumbre es una de las emociones más complejas, la capacidad de adaptación es una de las habilidades más destacadas del ser humano.
Con el desconfinamiento ha habido un cambio en positivo, pero el problema es que al recuperar “normalidad”, es fácil que se nos olvide todo lo aprendido. Del mismo modo que nos podemos relajar demasiado con las medidas de prevención, también es posible que volvamos a hacer muchas cosas y dejemos de tener tiempo para reflexionar.
Desde Adiem recuerdan que algunos de nuestros planes han cambiado: vacaciones, celebraciones, proyectos laborales… Pero insisten en que hay que ser capaces de reinventarnos. Eso nos ayudará a que la “nueva normalidad” -a pesar de todas las medidas de protección que trae consigo- sea nuestra “nueva felicidad”.
350 PERSONAS SE BENEFICIAN DE LOS RECURSOS DE ADIEM
Adiem surge como asociación en 1997, en Orihuela (Alicante), de la mano de un grupo de familias y socios fundadores que se unieron para compartir las inquietudes de sus familiares con problemas de salud mental y empezar a reivindicar la gestión de servicios públicos para atender las necesidades de rehabilitación de sus hijos.
En 2019, la asociación cambia su forma jurídica y se transforma en fundación pasando a denominarse Adiem Sentit Fundación de la Comunitat Valenciana.
Desde su creación, se han atendido a unas 2500 personas entre Alicante, Almoradí, Orihuela y Torrevieja (lugares en los que se ubican sus sedes). En la actualidad se están apoyando en los recursos de ADIEM en torno a unas 350 personas.