Eneko Delgado: La historia de un campeón

El torrevejense es el actual campeón europeo de menos de 65 kg de kárate kyokushinkai

Tras miles de horas entrenando, cientos de combates y decenas de campeonatos, el pasado 20 de mayo Eneko Delgado Deacosta se proclamó campeón de Europa de menos de 65 kg en el 2º campeonato de Europa de Kyokushinkai de la WKB (World Kyokushin Budokai) celebrado en Polonia. Para llegar a lo más alto ha tenido que dedicar una vida entera a su pasión, el kárate. Comenzó a los 4 años en el club que estaba junto a su casa y ahora, con 23, es parte de la élite gracias a un palmarés que cuenta con dos campeonatos europeos, cuatro nacionales y un tercer puesto en un europeo.
La trayectoria imparable de este joven nacido y criado en Torrevieja empezó a los 14 años cuando tras varios torneos locales decidió participar en el campeonato nacional que, por supuesto, ganó. “En ese momento me dio un subidón. Soy muy competitivo y al ver que podía ganar me centré mucho más en el kárate”, reconoce. Actualmente compagina sus entrenamientos con los estudios de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y sus trabajos como entrenador personal y árbitro de fútbol once. Una combinación que solamente es posible con dedicación y la responsabilidad que el kárate le ha inculcado. Porque el kárate es un arte marcial pero también son valores y una filosofía de vida. Desde hace 14 años su maestro es Antonio Celdrán, del Club Celdrán, un referente para él. “Al pisar el dojo para entrenar debes mostrar educación ante el maestro. Tienes que escuchar y pedir permiso para hablar, sobre todo es una cuestión de respeto”, afirma.
Existen muchas disciplinas dentro del kárate. El kyokushinkai, nos cuenta, es una de las más físicas. “Para ganar tienes que golpear con fuerza y lograr que el contrincante no pueda continuar”. En el más alto nivel se compite sin protección, pero el salinero, nos cuenta, nunca ha sufrido una lesión. “Las lesiones ocurren cuando no esperas un golpe, y en el kyokushinkai estás preparado para ello”, nos dice. Sin embargo, los menores de edad compiten con varias protecciones para evitar que puedan hacerse daño. Pero lo más importante sobre el dojo sigue siendo el respeto. “En los combates intentamos hacer un K.O. al rival pero nunca hacerle daño o provocar una lesión. Dentro del tatami lo damos todo, pero fuera somos amigos”, se sincera.
Ser parte de la élite tiene un coste, también económico. Eneko no tiene ninguna subvención y los viajes y las competiciones que gana también se las tiene que costear. La Federación de Kárate reconoce el kyokushinkai, pero no los campeonatos, lo que supone que la única forma de obtener un cierto beneficio económico sea con patrocinadores. “Con mi rutina de estudio, trabajo y entrenamientos no tengo tiempo para buscar un patrocinador que me apoye”, dice, aunque luego, autocomplaciéndose, añade: “Al no haber dinero por medio en el kyokushinkai es cierto que no se puede corromper como otros deportes”.
El 16 de junio el joven torrevejense intentará conquistar un nuevo campeonato nacional. Sería su quinto torneo, y aunque reconoce que su sueño, en el futuro, es convertirse en maestro y abrir su propio dojo en el que enseñar la disciplina que le ha cambiado la vida, a Eneko todavía le queda mucha trayectoria. Porque él no tiene límites. Y si los encuentra, los ataja.