Carta a la tía Concha: Adiós a Emilio Sánchez Campillo

Estimada tía Concha, al recibo de la presente espero que ya te hayas reunido en el cielo con tu muy querido sobrino Emilio Sánchez Campillo, que a los 87 años partió de entre nosotros el pasado sábado día 14, después de haber pasado unos cuantos días en los que no se encontraba todo lo bien que sus familiares y amigos y él mismo hubieran deseado. A pesar de todo, Emilio conservó hasta sus últimos momentos su energía positiva y sus ganas de disfrutar de cada minuto de su vida.
Como muy bien sabes, Emilio te mantuvo a ti y a todos nosotros, informados de todo cuanto acontecía a su alrededor por medio de este epistolario que hace ya unos cuantos años inició, sobre todo para que no le perdieras el ritmo y el pulso a tu Torrevieja y contigo todos nosotros. Lo hizo a través de las páginas de VISTA ALEGRE, el semanario de todos pero un poquito más de el propio Emilio, pues a los pocos años de comenzar a publicarse, una de sus artífices, Mari Paz Andréu, le fue abriendo las puertas, habló con el entonces director, José María López Dols con el fin de que pudieran hacerle un hueco en las sencillas páginas de la publicación. Y así ocurrió. Emilio se unió a la nómina de colaboradores del semanario que en aquel entonces era totalmente desinteresada, o sea gratis, por amor al arte, a las letras y a Torrevieja.
Aunque fue corresponsal de diarios provinciales como “Primera Página” en Alicante y “Línea” en Murcia, la pasión de Emilio era comunicarse con cercanía y buen humor con sus vecinos, con los torrevejenses. Lo hizo con secciones que han quedado en el recuerdo como “Crónica Viva”, las cartas que iban dirigidas a ti querida tía y más recientemente sus “Divagaciones” en las que salpicaba sus vivencias y sucedidos varios que más le llamaban la atención a una persona como él, con los 80 ya cumplidos. A lo largo de todos sus años en VISTA ALEGRE, tocó todos los palos, noticias, comentarios de opinión, entrevistas y eso sí, todo con la mayor actualidad que los medios ofrecían sobre todo teniendo en cuenta el formato semanal. Muchos personajes pasaron por su pluma, aunque puede ser que uno de sus preferidos fuera el maestro Francisco Casanovas Tallardá, con el que fue granjeándose una amistad particular ya que Emilio también formó parte de la directiva de la Unión Musical Torrevejense en la época que el genial compositor llegó a Torrevieja.
Ya sabes tía que Emilio, lo mismo sabía hablarte de un día de sol y cielo completamente azul con su santoral por delante que de los últimos logros del Ayuntamiento y sus alcaldes, hasta compartir sus momentos más familiares en los que sus nietas le llenaban de confetis en la Nochevieja.
Con su esposa Paquita, Emilio consiguió el tándem perfecto tanto en el hogar, para sacar adelante a sus hijos, como también en su dedicación a la escritura. Ella ha sido su principal crítica en el momento de construir “el original” de la semana y también su apoyo fundamental en esos momentos y en la vida. Como una envidiable pareja estuvieron en todos los acontecimientos locales en los que fueron requeridos. Lo pasaron muy bien.
La marcha de Emilio será recordada sin duda en la próxima sesión del premio Diego Ramírez Pastor, de cuyo jurado fue vocal nato desde que el galardón fuera fundado por Juan Mateo. Ahí quedan sus célebres actas del premio en las que no faltaba un apellido. Pero no solo allí se le echará de menos, también en el Casino, institución que le proporcionó tantas satisfacciones; en sus idas y venidas a lo largo de la calle Ramón Gallud, con su mirada curiosa al aire y quizás tomando algún apunte en una esquina.
Querida tía Concha, ya no te llegarán más cartas de tu sobrino, con las que como sabes hizo hasta un libro que fue promovido por sus hijos, Román y Concha, pero ahora podrás conversar con él y hasta participar en las tertulias que a buen seguro habrán retomado Paco Atienza, Pérez Fenoll, José María López Dols, Marisa Ruso y Antonio Rebagliato y tantos otros, entre refranes, dichos y hechas.

Hasta siempre tía.
P.D. : Cuando estés con él no te olvides de decirle que por aquí le ya le echamos mucho de menos.