Futuros mecánicos, ingenieros, telecos, aeronáuticos o quizá líderes de una profesión que todavía ni existe. Son habilidosos, tienen afán por aprender y se han apuntado al reto del Campamento Tecnológico que la Concejalía de Juventud les ha propuesto. Y los veinte adolescentes, de entre 12 y 17 años, han respondido con creces en estos talleres en los que la diversión y la creatividad han sido básicas para desvelar algunos misterios de la robótica y la programación porque los principales proyectos que han realizado en estas dos semanas que ha durado el campamento, han estado relacionados con el montaje y programación de robots, el diseño y la impresión en 3D en filamentos de plástico.
Los monitores, Pedro José Díez y Esther Córdoba, son rotundos a la hora de afirmar que “no creemos en proyectos de robótica sin educación” y este taller, que ha durado 40 horas –lo que equivale a casi un curso entero de ocupación extraescolar- ha servido entre otras cosas “para despertar en los jóvenes participantes aptitudes que no sabían que tenían o que no han tenido costumbre de fomentar”.
El siguiente atractivo de la programación de verano de la concejalía de Juventud comienza este próximo lunes. Será el Campamento Urbano Juvenil.
Despertar el conocimiento
Despertar el conocimiento entre los participantes era uno de los principios de este campamento dentro del sistema Steam (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas), líneas que fueron básicas para la construcción de otro proyecto como fue un cangrejo, que emuló a los reales sobre las rocas que hay frente al Ciaj, donde se ha llevado a cabo el campamento.
Montaje y programación de robots
Cada participante trabajó con una tablet y un kit de robótica con luces de led, motores, sensores, tornillería. Con estos elementos crearon una “linterna de sombras” y después una alarma para una puerta, así como un pequeño vehículo llamado ‘Renacuajo’, para el que se puso el reto de recorrer un circuito “siguelíneas” llegando a completarlo con éxito.
Ciudad sostenible
El proyecto final consistió en diseñar el recorrido por una ciudad sostenible. De esta forma en un tablero de un metro cuadrado se delimitaron veinticinco casillas que fue recorriendo el “Renacuajo” y accionando a su paso placas solares, el encendido de una bombilla y una farola, el vertido de residuos, todo a través de una aplicación informática por medio de los sistemas que apoya la firma tecnológica española “Bq”.