El Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla impuso la nueva corona a la Virgen de la Esperanza y de la Paz en un pontifical memorable.
La histórica coronación de Nuestra Señora de la Esperanza y de la Paz se llevó a cabo el pasado sábado 13 de septiembre, culminando con ella más de un año de trabajo de una de las cofradías más numerosas de la Semana Santa de Torrevieja y que ha conseguido irradiar la devoción a la Virgen de la Esperanza a todos los rincones de la ciudad. En la tarde del sábado tenía lugar este gran acontecimiento que ha trascendido más allá de lo religioso, suponiendo todo un hito para la historia local.
La Iglesia Parroquial del Sagrado Corazón de Jesús se llenó por completo de personas que quisieron participar de la misa pontifical en la que el prelado de la diócesis de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, ciñó las sienes de la Virgen de la Esperanza con su nueva corona, como símbolo del reconocimiento del propio obispo, con el refrendo del Papa Francisco y el Papa León.
El momento de la coronación estuvo revestido de una gran emoción por parte de todas las personas presentes y, en especial, de la gran y extensa familia que compone la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Triunfante y Nuestra Señora de la Esperanza y de la Paz, todo ello coincidiendo con sus primeros 40 años de existencia.
Momento destacado de la celebración fue cuando el Párroco de la Inmaculada, y arcipreste de Torrevieja, José Antonio Gea, diera lectura al decreto episcopal de coronación.
Más adelante, Gregorio Navarro, en nombre de la Asociación del Sagrado Corazón de Jesús, madrina de la coronación, entregó al Obispo Munilla la presea, que impuso a continuación, tras haber accedido al paso de palio que se situó en el altar mayor del templo. En ese instante, los asistentes rompieron en aplausos y, en la Plaza de Oriente, sonaron salvas de pólvora en honor a la segunda imagen de la Virgen coronada en la historia de Torrevieja, después de la Patrona de la ciudad, la Purísima Concepción, que recibió esta dignidad en 1966, hace ya 59 años.
Monseñor Munilla estuvo acompañado en todo momento por el párroco del Sagrado Corazón de Jesús, y vicario episcopal, Aurelio Ferrándiz, además del sacerdote Carlos Mejías, vicario parroquial.
En la solemne misa, el obispo de la diócesis resaltó la importancia de otorgar este reconocimiento a la Virgen de la Esperanza, así como la celebración eclesial de la Santa Cruz. Y puso de relieve los conflictos bélicos actuales, sobre los que señaló posibles consecuencias que afecten al mundo; así pues, encomendó a la Virgen de la Esperanza y de la Paz que proteja a la sociedad en general.
La parte musical de la ceremonia estuvo a cargo del coro parroquial del Sagrado Corazón, dirigido por Eneko Osuna junto a distintos músicos y solistas vocales, así como también se escuchó el órgano monumental, interpretado por Carlo Petrocchi, junto al trompetista de Bigastro, Antonio José Rodríguez.
El oficio religioso contó con la asistencia del alcalde de la ciudad, Eduardo Dolón, únicamente acompañado por concejales de su equipo de gobierno. Además, estuvieron presentes la presidenta de la Cofradía, Ana Isabel Ferrándiz, el presidente de la Junta Mayor de Cofradías, Francisco Beltrán, la presidenta de la Junta Diocesana, Beatriz Gandulla, y representaciones de Cofradías de la Virgen de la Esperanza de Alicante, Benidorm, Santa Pola y Pilar de la Horadada, entre otras.
EL “BANCO DE LA ESPERANZA”, TESTIMONIO PERMANENTE DE DEVOCIÓN
Tras la misa, se inició la esperada procesión de gloria de la Virgen de la Esperanza y de la Paz, ya coronada. A las órdenes de sus capataces, Juan José Ruiz y Vicente Rebollo, la Esperanza fue recibida en las puertas del templo con la marcha real, a cargo de la banda municipal de Olula del Río (Almería), que solemnizó con brillantez el paso de la Virgen por las calles, el cual fue exornado con un millar de nardos que fueron colocados por la torrevejense Floristería Carmina. Tras recorrer unos metros, la Virgen, a los sones de la marcha “Siempre la Esperanza”, se situó delante del hito con que el Ayuntamiento de Torrevieja ha señalado este acontecimiento: “El Banco de la Esperanza”, que reproduce una silueta de la Virgen, diseñada por el escultor Pepe Miralles, con la colaboración de Emi Aliaga y la coordinación de la edil de Parques y Jardines, Concha Sala. El alcalde y la presidenta de la Cofradía descubrieron “El Banco de la Esperanza”, mientras el paso realizaba su primera levantá a los sones de “Coronación de la Macarena”. Así, se inició el recorrido procesional, que contó con la participación de numerosos alumbrantes, sucediéndose durante el recorrido algunos momentos destacados, como el paso de la Virgen por el logrado altar preparado por la Hoguera Molinos del Calvario. Con especial emotividad se vivió el momento del paso de la Esperanza por el Templo de la Inmaculada, que abrió sus puertas para que saliese la imagen de la Patrona de Torrevieja, la Purísima Concepción. La Real Asociación Hijos de la Inmaculada, con su presidente al frente, Antonio Aniorte, se volcó en realzar este momento. Con la emoción a flor de piel sonó el “Dios te salve María”, de la marcha “Encarnación Coronada”. La Virgen de la Esperanza continuó hasta las puertas del edificio consistorial para saludar simbólicamente a toda la ciudad de Torrevieja. En ese momento, el gobierno municipal, encabezado por el alcalde, entregó un ramo de flores a la Virgen Coronada, mientras de los balcones caía una petalada de flores. Especial fue el paso por la calle Concepción, sobre todo al cruzar la alfombra de sal, que fue confeccionada por la Hermandad del Santísimo de la Parroquia de la Inmaculada. En ese momento, el coro y orquesta “Maestro Ricardo Lafuente” interpretó “Eterna Esperanza”, salve compuesta por el director, Aurelio Martínez.
La Esperanza recibió una jubilosa bienvenida al llegar al barrio de La Punta, una nueva alfombra de sal en la Calle Heraclio, confeccionada por sus vecinos, decoró el suelo que cruzó la Virgen al tiempo que el cielo se convirtió en una auténtica lluvia de pétalos de flores. Un pasillo con más de 7.000 flores de papel fue la Calle Torrevejenses Ausentes, por la que la Virgen de la Esperanza llegaba de nuevo a la Plaza de Oriente, rozando las 00:30 de la noche. Fue el colofón a una jornada que quedará marcada en la historia reciente de Torrevieja.
La Reina de la Paz y el Banco de la Esperanza
Hubo un día en el que una ciudad entera se reconoció a sí misma en un acto de fe y de unión.
En el día señalado, 13 de septiembre del año 2025, Torrevieja amaneció distinta. El aire estaba
impregnado de espera, las campanas del Sagrado Corazón de Jesús doblaban con solemnidad, y las
calles se llenaron de miles de almas convocadas por una sola palabra, “Esperanza”
El 13 de septiembre de 2025, Torrevieja no solo coronó a su Madre, la Virgen de la Esperanza y la
Paz, ese día, coronó también un símbolo que trascendería en los siglos.
La corona, con sus óvalos, acantos y piedras, no fue solo metal y brillo, fue la materialización de
miles de oraciones convertidas en luz. Y cuando el obispo José Ignacio Munilla la posó sobre la
Virgen, todo el pueblo ardió en un resplandor verde, las velas iluminaron las calles, y el himno de
Torrevieja se transformó en un juramento colectivo. La Cofradía de la Esperanza y la Paz encendió
para el pueblo velas de cera verde, un mar de llamas que iluminó la procesión de gloria. Al finalizar
el rito, los fieles recibieron pulseras conmemorativas, brazaletes que eran más que recuerdo, eran
juramento silencioso de amor y fe.
Ese mismo día nació otro signo eterno: el Banco de la Esperanza. Diseñado como una alianza por
Emilia Aliaga y Pepe Miralles, y concebido con la visión de Concha Sala, junto a la réplica
coronada de la Virgen, se convirtirá en lugar de encuentro, de súplica y de agradecimiento. Bajo él,
una cápsula del tiempo guarda los testimonios de quienes vivieron aquel instante irrepetible.
No fue solo una ceremonia religiosa ni un gesto institucional, fue una ciudad escribiendo su propia
leyenda. Allí estuvieron el alcalde Eduardo Dolón, la presidenta de la Cofradía Ana Isabel
Ferrándiz, el clero y miles de personas… todos fueron parte de un mismo latido. La marcha
Siempre Esperanza marcó el ritmo de un acontecimiento que no pertenece solo a la historia, sino
también a la memoria emocional de un pueblo.
Por eso, aún años después, los cronistas del futuro hablarán de un rito, hablarán de una gesta.
Porque la fe, cuando se encarna en símbolos, se convierte en algo más que tradición, se convierte en
identidad.
Y Torrevieja, desde entonces, lleva grabado un mensaje eterno,
“Torrevieja es Esperanza y Tú, Reina de la Paz”.
Ese es el legado. Ese es el relato que convierte a un día en una leyenda inmortal.
Y desde aquel día, ningún viajero cruza Torrevieja sin acercarse al banco. Allí se postran los
peregrinos, allí descansan los cansados, allí los humildes confían sus ruegos… y contarán las
crónicas que nadie se ha sentado en el Banco de la Esperanza sin recibir respuesta de la Reina de la
Paz.
EMILIA ALIAGA
Torrevieja a 13/09/25
Dejar un comentario