Notas de primavera I: No pasa nada

Primer plano de flores primaverales en tonos rosados sobre un fondo difuminado de verdes y dorados, evocando la llegada de la primavera y la belleza serena de la naturaleza

Recibes un mensaje de una amiga que fue muy importante en un momento determinado de tu vida. Te manda unas fotos de esos años. El vértigo de verte mucho más joven es algo que, a cierta edad, comienza a costar trabajo asumir. Aunque tú, seamos sinceros, nunca has tenido ese problema de manera muy alarmante.

Hay, en ese gesto de enviarte unas fotos después de tanto tiempo, algo hermoso: antes de mandarlas ha tenido que pensar en ti, en esos años lejanos. Es lo importante de los regalos: el pensamiento y el recuerdo que hay detrás de ellos.

La tarde del lunes se tiñe de inesperada alegría. Gracias, amiga A.

La lentitud de la atardecida también esconde su propio regalo: la primavera.

Te das cuenta que no puedes planificar tu Cuaresma. Y menos este año. Decides, por tanto, vivirla tal y como te ha venido; abrazando cada uno de sus días en la espera de la Pascua.

Leyendo las últimas páginas de Las ruinas y la rosa veo la noticia de la muerte de su autor, Andrés Sánchez Robayna. La coincidencia impregna de tristeza la parte final de la lectura del libro. Y en esa lectura final sigue sonando, milagrosamente, la voz de su autor.

Nuevos días de lluvia. Lluvia y tormenta. Cambios bruscos de tiempo. Los cielos se cuajan de nubes cargadas de agua y aparato eléctrico. En algunas zonas cercanas cae granizo. Entra la primavera mostrando todas sus cartas desde el principio.

Si no relees… ¿para qué necesitas una biblioteca?

En la representación de la Pasión, en Alicante. Hay una cierta liberación al realizar la obra después de tantos ensayos. Aunque aquí, en este caso concreto, hablar de “obra” y “ensayo” adquiere, necesariamente, una connotación espiritual. Al menos yo lo he vivido así. No es sólo teatro lo que estamos haciendo. Y es ese “no sólo” lo que marca la diferencia.

Para los momentos en los que nos equivocamos, en los que metemos la pata, lo mejor es actuar con normalidad. Hablo ahora de la vida, no del teatro o la representación. Aunque también algo de eso tiene el vivir. Actuar con naturalidad y asumir el error como algo inevitable. No somos perfectos, gracias a Dios. Y necesitamos apelar a la paciencia de los demás como también nosotros debemos ser pacientes con ellos. “No pasa nada” es una gran frase. Y se puede aplicar a casi todas las situaciones de la vida. Es una gran verdad. La mayoría de las discusiones o de los problemas se solucionarían teniendo en cuenta que, efectivamente, “no pasa nada”. Es la famosa frase de “todo tiene solución menos la muerte”. Una frase a la que uno tiene la tentación de añadir la siguiente apostilla: “¿menos la muerte? ¿y entonces qué celebramos en la Pascua”.

Marco Antonio Torres Mazón

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